Tu trato con los animales hablará de ti mejor que tus palabras -R.M.J.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

La lección


- Papá, ¿en qué árbol crecen las balas ? -preguntó el hijo a su padre, un perro labrador experto en detección de explosivos del ejército inglés en Afganistán.
- No hijo, quién te metió esas ideas, las balas no crecen en los árboles -le explicaba el padre.
- Pero entonces como es que crecen, como se vuelven tan venenosas ? -vuelve a preguntar el perrito, de solo 10 meses de edad.
- ¿Venenosas ? No, las balas no son venenosas -le intenta explicar, tratando de disimular la gracia que le provocaban esas preguntas.
El padre, un perro ya adulto y con mas de 5 años de experiencia en el ejército intuía hacia donde quería llegar su hijo.
Hacía una semana el perro líder del escuadrón antibomba había muerto al ser alcanzado por una bala durante un fuego cruzado con supuestos terroristas. La muerte del líder del escuadrón había hecho ascender al padre del pequeño hasta el puesto de nuevo líder, algo que había esperado desde que entró a la fuerza, pero al parecer esto preocupaba a su pequeño hijo.
- Pero las balas matan papá, deben ser venenosas, además yo vi una el otro día, y parecen bellotas, deben ser de algún árbol -continuaba explicando su razonamiento el pequeño.
El padre decide explicar con mayor detenimiento y así terminar la conversación que ya se le estaba haciendo algo incomoda.
- Las balas no crecen en los árboles hijo mío, las balas las hace el hombre, él las fabrica con materiales que solo él sabe manejar, y tampoco son venenosas, las balas matan porque provocan mucho daño al entrar en el cuerpo.
El hijo miraba con ojos grandes, asombrado de su nuevo descubrimiento, pero era demasiado curioso como para detenerse en ese momento.
- Y para que usan las balas los hombres ? -volvió a preguntar el perrito.
- Para combatir a sus enemigos -replicó el padre-, por ejemplo en una guerra -agregó después.
- ¿Guerra? ¿Qué es la guerra ? -seguía preguntando el perrito.

El padre intentaba explicarle lo complicado que es la guerra, dándole una explicación lo suficientemente confusa como para que su hijo abriera los ojos tan grandes como podía y ya perdiera el control de su lengua que le colgaba de la boca abierta al máximo de sus posibilidades.

Luego de un rato de quedar así, el perrito comienza de nuevo.
- ¿Y por qué los hombres hacen guerras papá ?
- Hay muchas razones, pero sobre todo se inician cuando un grupo de hombres quieren algo que otros tienen -le responde ya cansado el padre.
- ¿Y por qué no lo piden prestado ? -pregunta inocentemente.
- Porque lo quieren sólo para ellos, no lo quieren devolver -responde rápidamente el padre.
- Pero eso esta mal papá, y además, ¿por qué lastiman a los que sí lo tienen?
- Porque los que lo tienen no siempre quieren entregarlo, puesto que saben que no lo van a ver más -responde el padre que cada vez se sentía mas raro al responder estas preguntas.

Y al fin el hijo hizo la pregunta que el padre esperaba:
-¿Y por que mataron al perro jefe de la brigada, si él no tenía nada?
- No lo querían matar a él, eso fue sin querer, él estaba con los amos, cuidándolos.
- Pe-pe-pero... ¿cómo qué sin querer? Si la guerra es con los amos, ¿por que le dispararon? - preguntaba con un nudo en la garganta el pequeño, los ojos comenzaban a achicarse y a empañarse por el llanto que aparecía.
- Es que los hombres cuando van a la guerra no piensan bien, y lo que comienza como avaricia pasa a ser odio, y luego no ven a donde disparan, sólo les importa disparar y hacer daño -el padre no podía creer lo que acababa de decir, cosas que siempre vio pero nunca las pensó de esa forma, su cabeza estaba más confusa que la de su hijo.
-¿Y a ti también te van a matar papá? -preguntó el pequeño perrito, ya sentado en sus patas traseras y con un par de lágrimas corriéndole en el hocico.
El padre tembló al escuchar esa pregunta de la boca de su hijo.
- No, por supuesto que no -respondió el padre para que su hijo se tranquilizara, pero por dentro el miedo lo recorría.
- Dejemos de hablar de eso -dijo por fin el padre intentando acomodarse, y llevó a su hijo a buscar algo de agua para lavarse la cara y luego ponerse a jugar, intentando olvidar la conversación.

Ese día ambos padre e hijo aprendieron algo, el hijo aprendió que las balas no crecen en los árboles ni son venenosas, y el padre aprendió que las balas crecen en los árboles de la avaricia que el hombre cultiva, y que el veneno del odio con el que las riega todos los días las hace tan mortales.
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WILSON CRUZ - Montevideo, Uruguay.
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La pintura que ilustra el texto es obra de:
Pescador: título "Pacchamamma".
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Wilson Cruz, es también autor del relato "La boda", que aparece en Lide5-Galería de Las Letras.
Pescador, participa de Linde5-Galería de Arte.

5 comentarios:

Unknown dijo...

Willy, ya te conocía de "La boda" y estaba esperando algo así. Pero no, esta vez te encaminaste por una enseñanza de vida. En las preguntas del perrito está representado el mundo que ven los niños. Ojala que "La lección" se difunda y llegue a leerse en los colegios.

El cuadro del Pescador, es impresionante y le viene de maravillas al texto. No, en los árboles no crecen las balas, pero crecen los hijos de la pacchamma, que luego son las víctimas de las balas (que crecen en las instalaciones de las fábricas de armas)

Te dejo mi más sincero aplauso

pescador dijo...

que buen trabajo , se complementan a la perfeccion y gracias Odi por el comentario de la pintura...
a buena hora este blog
saludos vegetales

Unknown dijo...

Willy, tu texto encierra toda una enseñanza. Casi podríamos decir que es una tesis. Nos haces ver el mundo (que ven los niños)a través de los ojos de un perrito. Y también pones de manifiesto las escabullidas del perro para contestar (igual que nosotros).
Tu capacidad narrativa prende y sorprende. Ojalá no te canses.

En cuanto a la pintura, impactante. Nos muestra a la pacchamma pariendo hojas que son hijos, para que las balas no crezcan en los árboles; que crezcan sólo las víctimas.

Te recomiendo que visites el blog de Pescador; no te arrepentirás.

Un saludo amigo uruguayo.
Tito Grandi

Unknown dijo...

Amigo, Wilson, entre tú el el Pescador me han dado un baño de realidad; tú con el escrito (aparentemente inocente), y él con la pintura. Sinceramente, me han emocionado.
Creo que estuviste muy acertado al dividir el árbol; es una forma visual de mostrar que los dueños de las balas, al pretender lo que el otro tiene, parten el mundo a su gusto y conveniencia.

Felicitaciones por partes iguales.
Madrileña de Chamberí

Unknown dijo...

Willy, hermoso cuento; explícito, bien llevado y eficazmente concluido.
El tema es de una lógica tan apabullante, que me olvidé de los rasgos tiernos que envuelven las intervenciones del perrito.
Me ha gustado de verdad, y esta noche se lo leeré a mis hijos.

En cuanto a la pintura, estuviste acertado al elegirla. Y al partirla en dos para representar la división del mundo por los intereses y su nefasta maquinaria de guerra, conseguiste completar el entendimiento del texto.

Te felicito. Y, por mi parte, ya podés empezar a escribir otro cuento. En mí tenés una lectora incondicional.

Saludos desde Asunción.