Tu trato con los animales hablará de ti mejor que tus palabras -R.M.J.

martes, 22 de enero de 2008

Por los animales - Tercera y última llamada


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EL LIBRO ESCRITO POR LOS ANIMALISTAS ESTÁ CASI A PUNTO


EL 31 DE OCTUBRE DE 2011 CIERRE DE RECEPCIÓN DE COLABORACIONES



SÓLO 10 TEXTOS MÁS . .


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Compañeras y compañeros animalistas, estamos casi a punto de completar el libro. Sólo hay cabida para otros 10 textos.

MUCHA GENTE SE VA A SORPRENDER. APARECERÁN HISTORIAS QUE SUPERAN LO IMAGINABLE


La iniciativa alcanzó interés internacional; ya tenemos historias venidas de Estados Unidos, Australia, Panamá, Colombia, Chile, Argentina, Paraguay, Uruguay, Holanda, Guinea Ecuatorial, Afganistán, y, como es lógico, la mayoría de España.
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Pueden participar historias verídicas, cuentos, poesías, ensayos o artículos de opinión. A ser posible que no exceda de dos páginas. Desde las letras también podemos contribuir a defender y enseñar a amar los animales.

Salud y suerte.
Ricardo Muñoz José

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ricardo39ricardo@gmail.com - ricardomunozjose@gmail.com


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http://linde5-otroenfoquenoticias.blogspot.com/





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Genialidades de Cortazar

Solo nos diferencia una coma

Julio Cortázar escribía:
-'La coma, esa puerta giratoria del pensamiento'
Lea y analice la siguiente frase:
'Si el hombre supiera realmente el valor que tiene la mujer andaría en cuatro patas en su búsqueda'.

Si usted es mujer, con toda seguridad colocaría la coma después de la palabra "mujer".
Si usted es varón, con toda seguridad colocaría la coma después de la palabra "tiene".

























¡Mi cardiólogo me lo confirmó!

¿Sabías que tomar agua en la hora correcta maximiza su efectividad en el cuerpo humano?
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2 vasos de agua después de despertar ayuda a activar los órganos internos.
1 vaso de agua 30 minutos antes de comer ayuda a la digestión.
1 vaso de agua antes de bañarse ayuda a bajar la presión sanguínea.
1 vaso de agua antes de irse a dormir evita apoplejías o ataques al corazón.
.Por favor, pasa este mensaje a las personas que estimas...
































































































































































































































































































































































































































































































































miércoles, 2 de enero de 2008

LA SUMA QUE RESTA - Prólogo y Capítulo 1


Prólogo
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-----¿Es aventurado asegurar que nos hallamos ante un fenómeno literario que puede romper moldes en la literatura contemporánea? ¡No! Pienso que nadie escribió nada como “La Suma que Resta”.
-----En esta novela la imaginación desconoce los límites y su andamiaje argumental es un constante juego de sorpresas, en una cadena de historias que se abren de modo sorprendente y se cierran de manera inesperada. Es una historia de historias y en cada una fulgura el testimonio de una vileza, en la que la emoción alterna con los hallazgos y la creatividad con la prosa, dentro de una narrativa llevada con equilibrio y en la que los silenciosos vericuetos se desgranan pero sin escaparse de la madeja, sin ceder nunca a la palabrería insustancial y siempre por medio de bellas imágenes. Aquí el ingenio convive con el lenguaje abarrotado de insinuaciones y cuajado de ironía. A lo que cabría adicionar esa cualidad poco vista de escribir opinando, dejando una enseñanza.
-----El empleo del idioma, distanciado del uso coloquial de las palabras, es profuso y sereno, sin entrar en ese delirio edulcorado por el exceso de una terminología extravagante, incomprensible e innecesaria (práctica muy a gusto de algunos autores que ven en esa frivolidad una elevación de su obra, renegando así a aceptar que la verdadera elevación la otorga la inventiva).
-----En “La Suma que Resta” destaco la osada insistencia de prescindir de los nombres personales y el cuidado de conceder un modo de hablar que diferencia y determina a cada personaje, como así también a la gente de la ciudad y la de los pueblos. Es decir, que Ricardo Muñoz José, sin abandonar la riqueza del lenguaje inventa otro lenguaje.
-----Estamos ante una narrativa construida ladrillo a ladrillo aplicando el esmero y la prolijidad, en la que se hurga hasta herir, removiendo la memoria hasta desenterrar olvidos imperdonables. Enfrentando así al lector a una cruda realidad que se ve y respira y dejando en quien lee una sensación de asombro, al advertir que participa en un análisis repleto de violencia reprimida y de endebles humana, para luego darle el alivio de la situación divertida.
-----A lo largo de la novela, por momentos la angustia absorbe al silencio y la ausencia se torna vigilante, con un objetivismo a veces extremado, conducente a desenmarañar el gesto, recuperando así sentimientos enjuagados en el egoísmo y que aún sobreviven. Con este desdoblar de recursos se evidencia el derrumbe interior oculto detrás de una presencia correcta, pero en la que siempre planea un síntoma de acusación. A mi modo de ver, esta novela es como una bandera roja que ondea para avisarnos que nos hemos adentrado en territorio de revelación.
-----Por todo lo dicho, me inclino a afirmar que nos encontramos ante un escritor para escritores (para los que quieran aprender), porque la escritura de Ricardo Muñoz José es novedosa, excitante, a veces caricaturesca, pero siempre enternecedora. Y aunque se luce en la utilización del idioma él no busca ese lucimiento, más bien persigue hacernos saltar de sorpresa en sorpresa, desenmascarando ese afán de perfeccionismo moral y espiritual, portador de la virtud, que muchas personas dicen poseer.
-----Para concluir, entiendo que la presente narración compone un todo y por tanto es inseparable, pero voy a incurrir en un abuso y destacar la participación del indigente, ya que es una auténtica bofetada en el rostro de la indiferencia y llega a su mayor esplendor cuando renuncia a la esperanza. Son las páginas más conmovedoras que he leído en mi vida.
-----Si “La Suma que Resta” alcanza la difusión que se merece, marcará un antes y un después en la narrativa moderna.
-----Ahora, lo ideal sería que Ricardo Muñoz José nos regalara con una segunda parte de esta inolvidable novela, porque la unión de géneros literarios y el despliegue de humor sano, no es moneda corriente.
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Hernán Lezama Whailer
Catedrático de Historia de la Literatura

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1



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Lindor Birli y Crispín Birloque, detuvieron sus cabalgaduras en la punta de la loma y quedaron extasiados, mirando el magnífico espectáculo con los tres ojos que entre ambos reunían.
------¡Qué istraordinario!
------¡Imprisiona!
------Me se da ques tierra virgen.
------¡Sí! Y parece que nos istá isperando.
------Es toa pa nosotro.
------Y yo toy iscuchando que me pide que nos quidemo con ella.
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-----En el confín de oriente, el sol se asomaba como un bebé rubio agazapado en un punto del cielo. La luz imparable se extendía en la mañana, soltando un burbujeo de reflejos que desmontaba el apogeo de la sombra. La brisa juguetona se divertía con la calma en fuga, e iba poniendo en cada rama y en cada hoja, el repetido retorno del diurno andar de la vida. Todo se desperezaba al modo de las mismas porfías. Prendida de la nada, una nube blanca dibujaba su vellón con paciente actitud de espera. En lontananza, una bandada de aves, cual notas musicales recorría sin ruido el pentagrama del firmamento.Las dentadas montañas -rastro del primitivo eructo geológico-, semejaba a la cola de un dragón recostado contra el azul etéreo. Palpitando, la soledad abría su dilatado manto. El silencio se encogía, prensado por el canto del río y el trinar de los pájaros, que íbanse ensamblando al onírico ambiente con sus voces de alegría. Al paisaje de rojiza tierra, verde vegetal y ocres mil, se sumaba el acicalado rostro de las flores, formando la irisada paleta de un invisible pintor. Desde la cumbre del aire, aquel territorio, arisco y despoblado, se ofrecía generoso.
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-----Con ese recital de belleza tropezaron Lindor Birli y Crispín Birloque, dos aventureros socarrones y pendencieros, que erraban por los caminos unidos por el lazo de la amistad.
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-----Pero una amistad inarmónica, ya que en ambos residían sus propias singularidades.
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-----Lindor Birli era un hombre moreno, alto, fuerte, con mirar de búho, nariz puntiaguda, labios gruesos, dentadura sucedánea, y un mentón desafiante que le acentuaba la cara musculosa. La cintura flexible y las largas piernas, ponían balanceo a su andar desgarbado de jirafa en estado de gestación. Lindor Birli, mostrábase orgulloso hasta lo incierto, testarudo sin fisura y tacaño con ensañamiento. Adoraba el color naranja, pues según él, lo influía positivamente para la rigurosa lucha diaria. Por lo tanto, siempre usaba una camisa anaranjada más sucia que conciencia de pederasta.
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-----En Crispín Birloque la descripción asumía otra partitura. Era de cabeza ovoide, y cara rubicunda dividida en tres secciones; abajo la boca pulposa, arriba la frente extensa, y en el centro una mirada bicolor, con un ojo verde natural y otro negro de cristal. Y, firmando la fachada, un pelo rubio, lacio y graso que caía a compartir sitio con los hombros. A su complexión abreviada la beneficiaban los ágiles movimientos, y una voluntad incansable. Aunque, a diferencia de su compañero, esgrimía una diplomacia hervida a fuego lento, y una conversación forjada a fuego intenso. A él le encantaba el morado por haberse criado comiendo moras; de ahí su incondicional apego a usar en el cuello un pañuelo más morado que ojo a la virulé.
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-----También en el dúo permanecían otras particularidades.
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-----Lindor Birli alardeaba de levantar sillas con los dientes; las mordía por el respaldo y las alzaba hasta ponerlas en el estante. Empero, un día, una silla se compinchó con una piorrea sin curar, y entre las dos se quedaron con su dentadura. Desde aquel momento, se tuvo que apañar con una postiza de celuloide que le hicieron de urgencia. Una solución discutible, dado que cuando se excedía en la masticación, el celuloide se calentaba amenazando arder igual que la cera. Ante tal riesgo, Lindor Birli se sentaba a comer con un cubo de agua a su lado; al menor chispazo metía la cabeza en el cubo.
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-----Por su parte, Crispín Birloque se jugaba el físico con el ojo de cristal. Su drama comenzó una lejana fecha, cuando comía boniatos asados y se le posó una avispa en una ceja. Él le soltó una cachetada con la mano que tenía el tenedor… La avispa voló y su ojo derecho apareció ensartado en la punta del cubierto. La ciencia de la época nada pudo hacer por su bonito ojo verde, aunque le dio la opción de reemplazarlo por otro de cristal. Le dieron a elegir en un surtido de diversos precios y calidades. Él se quedó con el negro porque estaba más barato.
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-----La dentadura de Lindor Birli logró ser famosa; si se la extraía asustaba a los niños, y si se la ponía espantaba a los mayores.
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-----La mirada de Crispín Birloque jamás pasó desapercibida. Con el ojo negro fijo y el verde en actividad, esparcía el pánico cada vez que deseaba escupir. El distraído de turno, se movía de izquierda a derecha y de derecha a izquierda. Pocos lo consiguieron. La mayoría concluyó el impasse limpiándose los trapos y llenándolo de insultos. Sólo Lindor Birli salía airoso, ya que él no lo miraba a los ojos para no volverse loco.
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-----Aparte de las curiosas disparidades, en los dos existían esas habilidades tan propias de los seres habituados a atravesar cualquier pantano. Lindor Birli era un experto cazador de hormigas, y Crispín Birloque con las hormigas, ajo y guisantes, hacía unas fritangas de chuparse los codos.
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-----Y por más que las circunstancias lo dijeran, este dúo no fue nunca un dúo al uso; tratábase de un dúo de cuatro, porque debajo de cada hombre había una bestia, y arriba de cada bestia un hombre. Lindor Birli montaba una yegua testaruda y Crispín Birloque un caballo estrellero. Y así como los hombres compartían la necesidad de aventuras, los animales compartían las garrapatas. Por lo demás, igual que el agua y el aceite; desprecio mutuo. La yegua odiaba al caballo al serle menester seguir cultivando la virginidad, y el caballo aborrecía a la yegua por no dejarle descargar el exceso de soltería. Pero la inquina no vedó tal probabilidad, y un día la yegua parió algo raro; de configuración indefinida, y por tanto, inclasificable. La gente alarmada poco tardó en poner el grito en el escándalo:
------¡Es un cintauro!
-----Y puesto que el caballo, por ser caballo, no concordaba con la porción humana del centauro, las suspicacias se encaminaron hacia Lindor Birli. Pero las sospechas nunca consiguieron afianzarse, y el tiempo le encargó al olvido que tapara el asunto.
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-----El territorio encontrado contaba con un río. Algo que alegró a los aventureros, debido a que, aun siendo gente de muchos caminos y de dormir a la intemperie, se daban el lujo de un baño mensual. El río, con su tajo partía la región dividiéndola en dos. Sin sonrojos, los hombres imitaron el ejemplo y se repartieron el territorio; todo lo existente al norte del río fue a manos de Lindor Birli, y de lo que se hallaba al sur se apoderó Crispín Birloque.
-----Y la tierra, que no era de nadie porque era de todos, de golpe y expolio pasó a poseer dueños. El célico se pintó de nubes moradas y naranjas. Las lagartijas desaparecieron entre las piedras y los sapos se difuminaron en las hojas; espantados por el descaro de la avidez humana. Desde las entrañas de la vergüenza vino un fuerte viento de rechazo, y las copas de los árboles se tumbaron para el mismo lado, como queriendo alejarse del lugar y no ser testigos de tan insultante saqueo; ¡de tan tremenda desfachatez! Mas, ¿qué sabían del mundo las lagartijas, los sapos, el viento y los árboles? En este planeta ¡todo pertenecía a alguien! ¡Desde la montaña a la piedra! Y aquel que le clavara primero las uñas se quedaba con lo que hubiera, y el resto a mirar el paso de la vida sin meterse en asuntos ajenos. Así había sido desde que el hombre se estrenó como persona, y depositara su ávida ambición en la Tierra.
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-----Los escasos habitantes ya establecidos en la región, aceptaron pasivamente el impúdico atropello, y con su silencio permitieron que el robo inaugurara una nueva sucursal. Y los aventureros, tan bien hermanados, ya que la lucha a contrapelo les destapaba la necesidad de ayuda y de mutua protección, aparcaron la amistad y descosieron sus destinos, prestos a reconocer la parte del pastel que a cada uno le correspondió en el reparto.
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-----Pero, no por ser activos militantes de la apropiación indebida, sentíánse apáticos ante los vaivenes del amor. Lindor Birli y Crispín Birloque, repletos de falta de cariño, en los largos recorridos por sus dominios, se colaron en todos los catres que se pusieron al alcance; dónde veían pelo se iban de cabeza a la piñata. Más que latifundistas parecían DDT; mataban cualquier cosa. Por culpa de estas andanzas, en la zona se produjeron muchísimos milagros; los niños aparecían adentro de las solteras, y de alguna casada que pastaba al rocío.
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-----Lindor Birli se enredó con una ermitaña que perdía aceite. Una mujer que rascándose el ombligo se comunicaba con las piedras, las plantas y las ánimas del más allá. La ermitaña residía en una cueva enclavada en la ladera de un cerro, y para subir empleaba una tosca escalera de palos, mas, al no saber que la escalera servía en ambos sentidos -subir como bajar-, cada mañana saltaba desde la cueva a la planicie lastimándose las posaderas. Lindor Birli, más inteligente, le construyó un tobogán para que la mujer descendiera con dignidad.
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-----Por su parte, Crispín Birloque tuvo una experiencia de hondo contenido matemático. Luego de fecundar a todo bicho con faldas, cayó víctima de un mal cálculo; un marido inoportuno regresó antes de tiempo, y él se vio obligado a saltar un alambrado. Sus atributos masculinos quedaron colgando de las púas del alambre de espino.
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-----Las placenteras andadas repletas de sablazos sexuales, dieron un copioso fruto; Lindor Birli fue padre de veintiocho hijos -ya que al centauro no le concernía esta suma-, y Crispín Birloque se quedó en veinticinco, por el inoportuno marido y el desatento alambrado. Todos los críos fueron legalmente reconocidos, porque a los dos les chiflaba la posibilidad de perpetuar sus apellidos. Eso sí, sin perder las respectivas solterías.
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-----Y mientras el viento dispersaba la noticia del hallazgo de la nueva tierra de esperanza, muchos desheredados se iban asentando en la región. Los pioneros, de muy buen grado admitían el aumento de la población. Se fregaban las manos mirando sus talegas, y con la idea depositada en futuros manoseos, teniendo a esos vecinos en el papel de damnificados.
-----Pero, aquella amistad, enraizada en los años y en los caminos recorridos, un día rodó por los suelos. El derrumbe adquirió altura, cuando Crispín Birloque encontró en su propiedad un yacimiento de plata. La envidia cegadora vendó los ojos de Lindor Birli.
------El Crispín acaricéa la riqueza, y yo me rasco en de mientra me se caen las pulgas.
Eso sí, ni la envidia ni el resentimiento supusieron un escollo, para que Lindor Birli no se valiera de sus dos buenos ojos y mirara hacia abajo: él captó que la tierra le pedía ser fertilizada por el sudor de la agricultura. Entonces introdujo la cría de ovejas.
------Trabajar la tierra es dimasiao pesao. Qué la trabajen los otro, ¡qué pa eso son los otro! Yo cobrándoles el arriendo toy bien servío.
-----Y tras guardarse la mitad del terreno con el fin de pacer a sus ovejas, el resto, minuciosamente dividido en parcelas, se lo alquiló a los más necesitados. En el momento que el suelo empezó a dar fruto, Lindor abrió un comercio de productos alimenticios y herramientas de labranza, y a los aparceros les cambiaba lo que producían, por los víveres y los enseres vendidos por él.
-----A todo esto, Crispín Birloque seguía contratando mineros y gritándoles a pulmón abierto para aumentar la producción.
-----Lindor Birli, con los productos de la tierra, la carne de oveja y las mercancías de su establecimiento, pronto derivó en el dueño de la comida, y se engolosinaba sabiendo que los mineros de Crispín Birloque si no comían no trabajaban. Y ya que la ambición le metía dureza en el alma, se impuso incrementar los beneficios y aumentó los precios de todos sus artículos, forzando a mineros, agricultores y pastores, a deslomarse hasta reventar para poder comprar alimentos.
-----La carestía de Lindor Birli alegró a Crispín Birloque, pues su producción se disparaba. Mas, a la vez, lo carcomía recordar que el dinero siempre finalizaba en la hucha de su adversario. En respuesta, y apremiado por la urgencia de paralizar tamaña fuga, construyó un prostíbulo. Un prostíbulo al que irían sus mineros, los agricultores y los pastores de Lindor Birli, para así llenarle el calcetín a él.
-----Lindor Birli, enseguida se percató que el burdel de Crispín Birloque funcionaba a tope, y al correr parejo mujeres y alcohol las peleas eran frecuentes. Peleas que casi siempre acababan en muertes. Sobre la marcha fundó una funeraria. Su funeraria, tras cobrar los servicios, sin ceremonias ni entierros, hundía a los difuntos en el río.
-----Pero, Crispín Birloque, nunca se aliaba con la desidia, y al ver que Lindor Birli no construía un cementerio, habilitó un solar para ese fin, así la gente -luego de pagarle por enterrar ellos mismos a los suyos-, tuviera un lugar donde llorar a sus muertos.
-----Lindor Birli, con el orgullo hondamente tocado, contraatacó con la buena obra y construyó una escuela, situando al frente a un maestro fiel a sus directrices. De esta manera controló a los padres por medio de los hijos, a la postre, sus futuros clientes.
-----Crispín Birloque, para asestarle la puñalada mortal, edificó una iglesia para que el cura, leal a él, se hiciera con todo el mundo.
-----Empero, el cura, un verdadero lince husmeando negocios, les dio el soplo a sus superiores. Y la Iglesia, a fin de ampliar su espacio de influencia, captó la nueva rentabilidad, y trajo el ferrocarril para así dominar a los dos terratenientes.
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-----Y el ferrocarril que daba salida al mineral, a las ovejas y a la producción agrícola, favorecía el arribo de nuevos pobladores. Por oleadas llegaban sastres, labradores, carreros, leñadores, herreros, lavanderas, barberos, catequistas, soñadores, tahúres, y prostitutas. Muchas prostitutas -por eso, los que nacían en la región eran unos auténticos hijos de ellas-. Con tal avalancha de gente, pronto la economía voló alto.
-----En un tris las calles adquirieron forma, las casas se avecinaron, y florecieron múltiples casuchas con empaque de comercios, que se engalanaban con rústicos carteles anunciando la especialidad que el ocupante ofrecía.
-----Crispín Birloque, siempre tan propenso al encandilamiento, se dejó llevar por la vanidad y accedió a la atracción de la flamante tendencia. Obedeciendo al influjo resolvió poner un cartel, y su mina de plata pasó a llamarse MINA DE PLATA. Eso sí, con mayúsculas.
------Desta jorma me libro de los ladrone de oro -pensó.
-----El cartel, lejos de encocorar a Lindor Birli, le espoleó la burla y también la avidez.
------Asín se salva de los ladrone de oro y se queda a mercé de los ladrone de plata. Con el cartel les istá indecando el lugar.
-----Crispín Birloque movió los hilos de su servicio de espionaje, y en un soplido conoció las rastreras intenciones de Lindor Birli. E intuyendo el peligro que lo acechaba, se propuso cubrirse la espalda y que nadie metiera la mano en su alcancía de plata. Mandó levantar un muro de piedra alrededor de la mina. Arriba del muro hizo poner pedazos de botellas rotas con sus afiladas puntas mirando al cielo, y encima de los trozos de vidrio, alambre de espino.
------Ahora naide podrá saltar ahí adentro pa robarme el minerío.
-----En la puerta, la única puerta, puso un guardián de su entera confianza.
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-----Mas, Crispín Birloque subestimó la sutileza de la corrupción, y Lindor Birli, fiel cultivador de la corruptela, sobornó al vigilante con unas monedas, una cesta de frutas y dos gallinas.
-----Y al grito de: “Ábrete Sésamo”, la puerta, como en el famoso cuento, se abrió delante de los treinta y nueve ladrones (el cuarenta, Lindor Birli, no fue). Los saqueadores entraron a la mina al amparo del infiel guardia de Crispín Birloque. Pero no robaron nada, puesto que con las prisas, olvidaron llevar un carro para cargar el mineral.
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-----El incidente agarró un curso insospechado. Crispín Birloque, hondamente herido en su amor propio, ¡retó a duelo a Lindor Birli! Y Lindor Birli, con tal de no ver menoscabada su autoridad, ¡aceptó! Pero, al ser personajes tan conocidos, gozaban de menos simpatía que el sarampión, y todos se negaron a apadrinarlos. O casi todos, ya que el sepulturero, por razones irrebatibles se ofreció, y debieron conformarse con un solo padrino para los dos. Entonces, el riguroso sepulturero preguntaba en nombre de uno, y respondía en nombre del otro. Luego de una larga negociación consigo mismo, el hombre se decidió por la utilización de pistolones de un único disparo.
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----Un grisáceo amanecer y en una trocha angosta, Lindor Birli y Crispín Birloque se batieron a duelo con un resultado espeluznante; ¡una paloma muerta y una bala en la pierna derecha del padrino! Y por más que luego el padrino se comiera la paloma con arroz, nada se pudo hacer por su pierna. Los dos contendientes se la amputaron allí mismo. Y dada la urgencia, dispusieron una solución provisoria que acabó siendo definitiva; con esparadrapo y alambre, le sujetaron al muñón un palo con una rueda de carretilla en la punta. El pobre hombre, caminaba con la pierna izquierda y rodaba con la derecha.
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-----Ergo el fallido duelo, los adversarios tornaron a sus solitarias vidas, ignorándose mutuamente. Empero, y dado que el tiempo es mejor consejero que los balazos, con la circulación de los meses las entendederas aclararon las ídem, poniéndoles delante de los ojos una amarga realidad; ¡estaban solos! ¡Apeados del mundo! No contaban con nadie porque no había nadie. Las mujeres que amaron, una vez usadas fueron abandonadas. Ellas, más que un cariñoso recuerdo por “su” hombre alimentaban al vitriolo del rencor, dado que siempre se vieron tratadas cual sandías; comido lo de adentro, adiós a la cáscara y a aguantarse las semillas que engordarían la barriga. Semillas que derivaron en muchos hijos. Hijos que, por ser de diferentes madres, ignoraban el sentido familiar. Ellos, en su progenitor no veían a un padre; veían un mosquito que aplicada la picadura voló por si las moscas. Sin esposa ni hijos, ¿puntuaba en algo el respeto conseguido a fuerza de mangonear? ¿Y la riqueza? ¿De qué les servía la riqueza ante tanta soledad?
------Istamo más solo que lobo oyendo misa.
-----La acosadora vejez, les gritaba al oído una sola palabra: ¡Reconciliación!
-----De los dos, Crispín Birloque lucía el talante más sociable, por tanto, lo normal era que diese el primer paso. Mandó un mensajero a casa de Lindor Birli, anunciando su próxima visita. El otro accedió encantado.
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-----Una tranquila mañana de otoño, Crispín Birloque resolvió ir a recuperar la antigua amistad. Antes de partir miró a Bufón, su perro (y única compañía), y le soltó una recomendación:
------Ahí te quedas, ¡al cuidao de las casa!
-----El can dio un breve ladrido acusando el recibo del encargo.
-----Montó en su viejo caballo estrellero y enfiló a la vivienda del camarada. El momento llamaba y debía arrinconar los intervalos que abonaron las desavenencias, pues detrás de la borrasca fulguraba el aprecio de antaño. El sol le caía de frente sin terciarle la mirada, ya que a esa hora un Febo aletargado planeaba casi aterido. En el cielo, las nubes deshilachadas por el viento, engullían sus deseos de apagar la suave claridad. Cruzó el río con los ojos revolcándose en el agua. A su paso todo manaba tranquilidad, era como si el firmamento se hubiera engullido los agobios de la tierra. El silencio percutía en el oleaje del matorral. Unos breves rayos iluminaban los espejos del tiempo, y la hierba desprendía la caricia matinal. Un dedo invisible jugaba con las hojas barnizadas por el poso del rocío. En la cumbre de un cerro, un buitre extendía las alas saludando a pico levantado al eterno infinito. Crispín Birloque, libre del bozal de la premura, tomó por la vera del regajo buscando en el polvo del camino el susurro del planeta. El andar de su caballo se reiteraba en un vacío percutir, que deshacía la posibilidad de volar con el eco. Desde lejos vislumbró la vivienda del amigo. Una casa rural pintada de naranja. El perfil de Lindor Birli se dibujaba en el rectángulo de la puerta.
------Asigún veo, el anaranjao sigue siendo su color javorito.
-----Se tapó el ojo de vidrio con un parche morado, y rumbeó a la meta. Sin embargo, al llegar no pudo reprimir un fiero escalofrío. Vio que de un árbol pendía una cuerda con el nudo corredizo hecho. ¡Preparada para el ahorcamiento! Miró la escena con ojo azorado, y parpadeó repetidas veces espantando el recelo.
-----Crispín Birloque se enfrentó al amigo con la sospecha en la piel. Lindor Birli le alargó su mano cuarteada por la vida.
------Me se alegra el corazón al verte, Crispín.
------Lo mismo digo, Lindor. Verte me da un patadón de alegría.
------Y a mí la alegría de quel patadón no sea pa mí.
-----El encuentro resultó positivo. Se trataron sin resentimientos. En perfecta armonía recorrieron las inmediaciones, y se embobaron mirando las gallinas, los patos y la cerda preñada.
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-----A la hora de la comida, Crispín Birloque se sorprendió de no ver el cubo con agua junto a la silla de Lindor Birli.
------Es que ya no lo nicesito. Aprendí a comer a juerza de clavar incías. Iso sí, cuando me se da por comer iguana jrita, tonce me pongo mi dintadura nueva de baquelita marrón.
------Te jelicito. Veo que has cambiao.
------Tamién tú has cambiao. Ahora te se da por ponerte nel ojo un parche morao.
------Sí. Me lo tapo porque anda por ahí un endividuo a la caza de vidrio, y toy con miedo que algún día me pesque dormío y me mate pa robarme el ojo.
-----Comieron juntos, bebieron juntos y cantaron juntos. Todo fue ameno y de lo más entrañable. Sin embargo, en cierto momento, a Crispín Birloque le dio un nuevo escalofrío; ¡atrás de una puerta vio una escopeta cargada! Tragó saliva y se decantó por el disimulo. Al caer la noche, Lindor Birli insistió en que se quedara a dormir.
------Con el vino que tas tomao y con ese caballo meio ciego, de siguro que entuavía te matas nun barranco. Y luego dispués me mato yo pa dir a ricogerte.
-----Y demostrando ser un buen anfitrión le cedió su camastro. A Crispín Birloque el ofrecimiento le estampó la emoción en el alma.
------Dijar su cama pa que la use la visita, es cosa de hospitalidá.
-----Era una gran verdad. Lástima que las chinches del camastro no conocieran ese principio. Y para colmo, ¡las chinches resultaron ser caníbales! ¡Las picaduras parecían mordiscos de cocodrilo! No pudo conciliar el sueño. El obligado desvelo lo introdujo en la senda del recelo. ¿Por qué la habitación estaba llena de flores? ¿Por qué la horca en el árbol? ¿Por qué la escopeta cargada tras la puerta? ¿Por qué la insistencia para que se quedara a dormir? La respuesta entró en su mente con la misma celeridad de una bengala encendida.
------¡El Lindor me istá quiriendo matar!
Al despuntar el día montó en su viejo caballo estrellero y se marchó casi sin despedirse.
------Ahora ispero tu visita -gritó desde la tranquera.
------Iré a verte, Crispín, y antes de dir te avisaré antes. Y llevaré un rigalo pa celebrar la visita.
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-----Así lo hizo. Poco tiempo después, Lindor Birli le anunció la fecha que iría a visitarlo. Empero, Crispín Birloque, rencoroso hasta la décima potencia, no olvidaba los sustos pasados en casa de Lindor Birli, ni tampoco olvidaba que en una ocasión intentó un robo en su yacimiento. Por eso lo esperó con una sorpresa; con polvillo de las galerías de la mina llenó un gran saco de arpillera, y lo colocó sobre la puerta de la cocina.
------Cuando istemo comiendo le via pedir que vaya a la cocina y traiga la sal. Y apenas toque la puerta el saco le va caír incima, ¡y lo va aplastar como a una cucaracha!
-----También pensó en cubrir el crimen con una coartada.
------A la Policía le via contar que se chocó con el colchón colgao del aucalitu, y quel
colchón vino a cair incima dél. Y si por un acaso cuando muera me voy pal Cielo, a Dio le via inventá otro cuento.
-----Buscando no inspirar desconfianza, disfrazó su intención con un gesto de finura, y se aceitó el ojo de vidrio que al parpadear hacía el ruido de un molino de viento. Lindor Birli lo agradecería, por lo mal que le sentaban los ruidos molestos.
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-----Un día de semblante claro, con el sol otoñal abrazado al tibio céfiro, la vegetación bebiendo tranquilidad, y el canto de los pájaros acompañando el repliegue del silencio, Lindor Birli montó su amada yegua, dispuesto a enhebrar las asperezas del camino en dirección a la casa del antiguo camarada. Empujado por la brisa cruzó el río. Ese río compañero de tantas horas largas. Y en aras de un empeño enfiló al paraje llamado por su amigo, Piedradoble.
------¿Qué será iso de Piedradoble? Nun lugar hay una piedra o hay dos piedra. Pero una piedradoble, ¡no! De siguro ques cosa del alcohol o del ojo de vidrio sucio.
-----El último tramo le endulzó los sentidos poniéndole cosquillas en las manos, emoción en el cuerpo y humedad en los ojos. Entonces la prisa, despegándose de los ramales del sosiego, rompió la apatía a favor de su corazón anhelante. Sólo la yegua rezumaba nerviosismo, al presentir el infausto reencuentro con su aborrecido enemigo; ¡el caballo estrellero de Crispín Birloque!
-----A la distancia, Lindor Birli avistó la casa del amigo rebosante de color morado. Pero su vista, cascada por los años, la vio borrosa, tal si mirara con las gafas empañadas.
------Él dende siempre le anduvo dando al gusto por el morao. Y
parece que entuavía sigue.
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-----Lindor Birli venía a devolver la visita, y en prueba de amistad traía un regalo; una botella de buen vino. Aunque previamente, se había bebido el contenido y rellenó el casco con aceite de ricino.
------Le vía hacer una broma al Crispín, y me se da que le va dar alegría porque a él siempre le gustaron las broma. Y si la palma es cosa dél. ¡Mejor pa mí! Un güeco menos pal rencor.
-----Al paso cansino de su yegua, Lindor Birli se fue aproximando a la casa. Al llegar, descabalgó con movimientos pausados. El perro Bufón corrió a recibirlo moviendo la cola a modo de saludo. Crispín Birloque levantó los brazos expresando alegría. Lindor Birli caminó al encuentro del amigo con una sonrisa marrón en los labios; pues ya se había puesto la dentadura de baquelita.
------Es too un placer ricebirte, Lindor.
------El placer es más mío que tuyo, Crispín.
-----Crispín Birloque se mostró halagado con la botella de vino. Empero, cediendo a la desconfianza asilada en su mollera, la puso en un rincón junto a un grupo de botellas, y manoteó otra sin que el amigo notara el cambiazo.
------La beberemos en la comida, Lindor.
-----Lindor Birli se sonrió con suficiencia, consciente que jamás picaría en su propia celada. En tanto, Crispín Birloque se partía de risa acariciando la sorpresa montada arriba de la puerta de la cocina. Evidentemente, la amistad entre ellos ya no existía. Uno de los dos sobraba. Y el sobrante, siempre era el otro.
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-----Se sentaron a la mesa como buenos camaradas, y hablaron mucho y removieron los recuerdos, mientras que en la olla se oía el ronroneo de la sopa de ajos que Crispín Birloque preparaba, y que a Lindor Birli tanto le apetecía. Y apenas el fuego puso la palabra fin a la cocción, los platos se llenaron y la sopa de ajos atiborró el sitio con su característico aroma. Los estómagos abrieron las compuertas y la voracidad apareció.
------Crispín, ¿tienes queso rallao pa la sopa?
------Sí, hombre. Ahora mesmo te lo traigo.
-----Crispín Birloque, víctima de un temporal olvido, se levantó y
presto enfiló a la cocina en busca del queso rallado. La distracción rápido le pasó factura. Empujó la puerta, y el saco, tras engancharse en un clavo, se rasgó… ¡Le cayeron encima treinta kilos de polvillo de la mina! Y tuvo suerte, pues la avalancha lejos de matarlo lo dejó atontado.
-----Pero, las enfermedades nunca son condecoraciones, y en el momento más inoportuno saltan convertidas en un incordio. Crispín Birloque padecía alergia asmática y el polvo para él era un veneno. ¡Quedó atrapado en la polvareda que nublaba la cocina! Ypso facto, los bronquios se declararon en huelga mudando su misión. Se puso pálido, la respiración se tornó difícil, forzada; el pulso se desmadró, un sudor frío le humedeció la epidermis, los músculos del cuello se tensaron, y le sobrevino una tos seca. Bufón, su leal perro, lo miraba sin entender qué le ocurría. Crispín Birloque, trastabillando salió al patio, dio unos breves pasos y estampó la cara en el semblante de la tierra. Lindor Birli se deshacía a carcajadas.
------¡Cayíste en tu propia trampa, bellaco! ¡La priparaste pa mí y te la has comío tú! Ja, ja, ja…
-----Crispín Birloque nadaba en medio de la vida y de la muerte. Y aun sabiéndose perdido, puesto que una insuficiencia respiratoria podía mandarlo de cabeza al hoyo, del interior de su alma mezquina sacó fuerzas y alcanzó a gritar:
------¡Mis discendiente me vingarán matando a tus discendiente!
------¡Te quivocas! ¡Van ser mis discendiente los que se cargarán a toos los tuyo!
-----La piel de Crispín Birloque se fue amoratando, y poco a poco se integró en el matiz del pañuelo que usaba, y el conjunto devino en una inmensa mancha morada -su color de la suerte-. Él advertía el final aleteando a su lado. La respiración de un momento a otro iba a cortarle el suministro y el corazón detendría su andar. La muerte, con la guadaña flameando, lo llamaba desde el borde de la sepultura. Había llegado la hora temida. La hora de partir.
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-----Lindor Birli, para celebrar la segura desaparición del antiguo camarada, atrapó del montón una de las botellas -él jamás agarraría la que estaba en la mesa- y se llevó el premio, ¡la botella con aceite de ricino! De un largo trago se bebió la mitad.
------¡Puf! ¡Qué vino asquiroso!
-----Al principio no notó nada. Pero, al poco rato, ¡una hoguera se encendió en sus tripas emprendiendo un abrasador viaje intestinal!
------¡Por Dio! ¿Qués isto?
-----Por el aparato respiratorio comenzó a subir una onda de calor a incinerarle el paladar, y al emerger por la boca íbale cuarteando los labios. El pelo dio un respingo alzándose al célico. Sus ojos, como pimientos en un charco, se desorbitaron agitados por un impetuoso dolor venido de sus vísceras. La nariz se le atrancó y las orejas casi alzaron vuelo. Le pareció que en su estómago se peleaban dos gatos enfurecidos. Y aunque todos sus poros expulsaron un aire caliente, algo más grande pretendía encontrar salida y no acertaba el punto. Lindor Birli se aflojó el cinto, y sujetando el pantalón con la mano derecha, arrancó rumbo a la maleza con un papel en la izquierda. De tanto apretar las nalgas para impedir cualquier fuga, escasamente le dio tiempo de agacharse. El rostro se le puso amarillo, del amarillo pasó al verde, y del verde a un tono lechoso. Disparó un desgarrador alarido, ¡y ahí quedó! O mejor dicho, ¡quedó a medias! Lindor Birli no pudo dejar este mundo en cuerpo y alma. Su cuerpo sí se fue al cementerio, mas su alma, hasta hoy anda a los saltos por el matorral.
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-----A la semana los vecinos fueron a buscarlo, y lo encontraron recostado a una roca, el pantalón en las rodillas, las manos agarradas a los arbustos, la cara mirando al cielo y la boca abierta; en un claro pedido de ayuda divina. Lo colocaron en una carretilla y lo trajeron como lo hallaron; sentado y más duro que pan viejo.
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-----Los familiares, al no poder disminuir la rigidez del cuerpo, le dieron una paliza a fin de ablandarlo e introducirlo en el ataúd. Pero, Lindor Birli, terco hasta después de muerto, toleraba los golpes y se endurecía sin cesar. Al final, uno de sus hijos tuvo una brillante idea; lo zambulleron en agua caliente y lo hirvieron igual que un pollo. El rigor mortis transigió. Los deudos, en venganza, lo sepultaron boca abajo, por si revivía e intentaba salir que se enterrara más y más.
------¡Pa que aprienda! -dijeron en coro.
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-----A Crispín Birloque, en plena crisis respiratoria lo llevaron al Hospital Comarcal. A corta distancia lo siguió Bufón, su inseparable perro, Al enfermo lo ingresaron de urgencia, y al can le dieron una patada. Bufón, cariacontecido, se echó en la puerta del hospital a esperar a Crispín. Los médicos, al ver a Crispín Birloque, ordenaron su urgente aislamiento y lo pusieron en una habitación ventilada. Y no para facilitarle la respiración; sino porque al anciano le olían los pies de tal forma que nadie podía aguantar.
-----Una misericordiosa señora, con el alma tiritando de emoción y el corazón goteando ternura, se ofreció a lavárselos a cambio de no verlo más. Seguidamente, ni facultativos ni enfermeras escatimaron esfuerzos intentando salvarle la vida. ¡De nada sirvió! La vida suele ser sorpresiva y tarde o temprano decide cambiar de recipiente, y se larga desentendiéndose del trasto inútil.
------Lo metieron nuna tienda de osígeno –relató un pariente-, y, al no dentrarle aire, el viejo se murió asfisiao.
------Istá claro -agregó otro-, sin osígeno el asfisiao se asfiséa.
------Y si no se asfiséa no es asfisiao.
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-----Crispín Birloque abandonó este mundo, en el justo momento que sus vías respiratorias determinaron bajarle la persiana. Estiró la pata con la lengua afuera y el ojo de cristal en la mano.
-----Entretanto, Bufón, se fue muriendo como mueren los perros fieles; lentamente, fijo en la puerta, sin comer ni beber; aguardando el regreso del amigo.
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-----Ni la muerte igualó a los dos terratenientes. En la tumba de Lindor Birli apareció un centelleo naranja; su color de la lucha. El sepulcro de Crispín Birloque se cubrió con un resplandor morado; su color de la suerte. Desde entonces, sobrevuelan la atmósfera de la región dos nubes amenazándose cual rapaces enfrentadas; una es de color naranja y la otra morada.
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-----Lindor Birli fundó Piedrarroca, Aristagorda, Patoancho, Toril
de las Ranas, Cabriola, Paisaje Movido y Valle Separado. Crispín Birloque hizo lo propio con Piedradoble, Espantapenas, Salteado, Amígdalas, Pantano Seco, Vadepalos, y Pozo Tuerto.
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-----El tiempo continuó su recorrido sin alterarse por la muerte de los dos precursores. La parte norte del río derivó en una ciudad; la llamaron Ciudad de Birli, Y la parte sur, gracias a su incontenible crecimiento, devino en Ciudad de Birloque. El progreso, con sólido empuje, ahogó el río tapándolo con alfombras de cemento conocidas por puentes, hasta convertirlo en algo muy parecido a un desagüe. Sepultado el tramo de la corriente de referencia, las ciudades fueron avanzando hasta darse un fraternal abrazo. Así nació Birlibirloque. La que, sin variar modos ni medios, siguió creciendo apoyada en lo oculto y lo extraordinario (a este fenómeno el mundo lo llamó arte de birlibirloque).
-----El buen clima, la ambición, el trabajo, y la irrisoria visita de la muerte, impulsaron la región a la prosperidad. Allí germinaban las oportunidades. Cualquier iniciativa venía acompañada por el triunfo. Todo daba dinero. Muchos hicieron fortuna. Incluso, un matrimonio se enriqueció falsificando huevos.
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-----Mas, la paz no cuajó entre los descendientes de los pioneros. Al contrario, disparó las rivalidades. Ambos clanes, para vengarse de los déspotas patriarcas, borraron los espacios que desunían a sus iguales, y devinieron en familias blindadas; sin fisuras ni desvíos. Familias entregadas a una descarnada pugna, a fin de superar una a la otra. La voracidad, tan reacia a los límites, se conservaba remando en el aire. Todos vivían atrapados por las cadenas de la codicia. Los descendientes resultaron más avariciosos que los viejos patriarcas, y aunque llovieran rayos nadie pensaba aflojar. Y, de esta forma, una guerra más civilizada que las militares pero no menos perniciosa, se descolgó por el horizonte con el único fin de vaciar bolsillos ajenos.
-----Dispuestos a obtener parcelas de poder que redundaran en el engorde de sus ya gruesas fortunas, los Birli pusieron un periódico. Contestaron los Birloque con una emisora de radio. Para meter sus ruines dedos en el conjunto de las economías los Birli fundaron un banco. Los Birloque, vendiendo la usura como obra de bien social, correspondieron con una financiera. Los Birli, urgidos por proteger su capital, crearon la Policía, y los Birloque organizaron una banda de ladrones para mantener ocupada a la Policía de los Birli.
-----Pero, un día la barrera del interés metió las pezuñas, y en la especulación inmobiliaria coincidieron los objetivos. Las familias lograron un acuerdo tácito. Sin estorbarse resolvieron dar palos con total fiereza; vendiendo, comprando, desalojando, endureciendo los intereses que ahogaban a los deudores, y luego de recuperar con sucios manejos lo vendido con sucias hipotecas, volvían a vender. Y otra vez a oprimir; comprando, vendiendo, desalojando…
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-----No obstante, el acaecer de los nuevos tiempos los enfrentó a una dura evidencia; detentar el poder económico no significaba tener la gallina por el cogote. Lo que realmente seducía a ambas familias, era manejar los hilos de la totalidad del poder. Así siendo, ¡nació la política! Los Birloque crearon un partido de rostro amable y gancho tierno, y lo denominaron Felicidad Duradera. Los Birli, conociendo los bueyes que araban esas tierras, hicieron el partido Riqueza para Todos, y ganaron las elecciones. En las subsiguientes convocatorias electorales, aparecieron agrupaciones con otras ofertas; las mujeres se aliaron en Convergencia Ovular, los machistas en Testosterona y Progreso, las costureras en Corte y Confección, los carniceros en Corte y Consumición, y los patronos en Coste y Explotación. Mas, ninguna fórmula atraía. El electorado se inclinaba hacia Felicidad Duradera o hacia Riqueza para Todos. Y cuando se aburrían de ser felices iban de cabeza a la riqueza, y tan pronto el sueño de riqueza los soltaba, volvían a caer en brazos de la felicidad.
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-----Y en esa lid de envites y manotadas, ambición y escamoteos, pasó más de un siglo, con la población apostando por la fuerza del crecimiento. Las dos familias se cruzaron, uniéndose y desuniéndose mil veces, y acabaron por diluirse en la sociedad igual que perfume en la floristería, llegando, inclusive, a no reconocerse ni por el color ni por la madeja. En las venas de un López navegaba sangre Birli, y en la sangre de un González corría la de los Birloque. El azar jugaba a la voltereta con todos ellos, y así fueron juntándose, procreando, riñendo y odiándose sin sospechar el bagaje que traían.
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-----Empero, en el farragoso aliento de Birlibirloque jamás dejó de ondear la terrible maldición. En cada planta, en cada piedra, en cada trino, perduraban las dos frases premonitorias:
------¡Mis discendiente me vingarán matando a tus discendiente! -gritó Crispín Birloque.
------¡Te quivocas! ¡Van ser mis discendiente los que se cargarán a toos los tuyo! -respondió Lindor Birli.
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-----Ahora, de la ruleta de los años se desprendía la carrera menos esperada; el destino con paciencia de artesano y firmeza de verdugo, con los Birli y los Birloque iba a componer el más increíble de los mosaicos, manipulando a todos ellos con sardónica risa. El destino contaba que su derecho a la diversión carecía de fecha de caducidad, y la muerte también atesoraba su opción a desmelenarse. De acuerdo a sus irreductibles designios establecerían un apretado lazo de mutuo apoyo, a fin de cruzarle los cables a la existencia de los clanes.
-----El imprevisto y la fatalidad ya estaban preparados para dar el pistoletazo de salida.
-----¡Allí dónde el destino sumara haciendo pupa, la muerte restaría haciendo puré!

martes, 1 de enero de 2008

CUENTOS DESIGUALES

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Prólogo
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El escritor y divulgador científico Eduardo Punset, denomina la felicidad como la ausencia de miedos. Ricardo Muñoz José nos recuerda los miedos sociales que existen, y conviven con nosotros muchas veces sin solución.
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Ricardo Muñoz José aborda temas reales, y su escritura, emocional al cien por cien, me hace sentir cómoda e incómoda a la vez, al enfrentarme a lo evidente unido a lo oculto, destapando la presencia de una doble moral. Su sensibilidad extrema nos hace percibir y ser conscientes del daño subyacente, al convertirse en un lienzo por el que transitan personas y paisajes, entrelazando lo urbano con lo campestre por medio de una redacción próxima a la poesía.
El llanto sensitivo motivado por el mundo impuesto, no hay que olvidarlo, debemos dirigirlo aplicando nuestra inteligencia para ejercer y deshacer ese nudo ulceroso, hasta desembocar en el blanco de la infección.
Estamos viviendo un peligroso tiempo, en el que se busca hacernos ver que estos asuntos son meros tópicos que deben pasar desapercibidos. ¡No! ¡Hay que hacerles frente! La responsabilidad consiste en tomarlos en serio.
Ricardo Muñoz José nos ablanda, endureciéndonos a la vez. Fiel al mundo que ven sus ojos, todo lo vincula, lo de sune, reconduciéndolo a la profundización de las costumbres y ambientes. Por eso, repito, no son tópicos; son problemas.
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En Cuentos Desiguales leo frases como “enhebrando abrazos invisibles” o “la humareda abrió el puño”, que son concisas, fotográficas, profundas, poéticas. Lo que me conduce a comprobar, que en esta suma de temas, aparentemente contradictorios, todo desembarca en una evasión hacia la memoria. Las palabras, de aplicación cambiante, derivan en elemento punzante, y encuentran en la sinuosidad el vehículo del planteamiento, que, a la vez, es la voz de la contradicción.
En este libro no hay concesiones a lo establecido; todo surge de la lucidez y la sensibilidad. Aquí la solvencia de la prosa narrativa nos echa el guante, porque el autor renuncia a la visible estructura social, para adentrarse en situaciones éticas que residen en la realidad.
También aparecen cuentos donde la risa espontánea y el surrealismo aplicado, nos transportan a un bienestar, a una calma existencial.
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Este es un libro equilibrado, musical; un conjunto de páginas sin desperdicio, que se asocian conformando un orden materializado a través de un hombre, al que le tocó vivir en una época repleta de acontecimientos que, de tan anclados en lo convencional, en estos escritos cristalizan en lo nuevo.
Ricardo Muñoz José, no se reprime y toca todos los estilos, guardando siempre lealtad a sus neuronas, soltándose de ligaduras. Nada de criterios uniformes, sólo con la variedad que alimenta la fluidez expresiva, dejando a la sor presa que actúe de esclarecimiento. Al renegar a la tonalidad aglutinante, despliega un arsenal de mudanzas que dibujan comportamientos, transgrediendo de este modo el arquetipo establecido.
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En 2001 leí su cuento “Cuando la muerte anda de fiesta” (incluido en este libro). Un texto de humor negro, veloz, con una dinámica de lectura diferente. Su pluma ya me pareció incisiva, puesto que usaba el humor como ariete. Han pasado unos años y él persiste en la misma línea creativa, pero abarcando nuevos senderos. Es el éxito del creador; su evolución, su libertad.
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En Cuentos Desiguales nos atrapa con una narración envolvente, que va desde lo figurativo a lo surrealista sin con cedernos un ínfimo respiro, enmarcando siempre la propuesta exenta de condicionantes que todos esperamos.
Pienso que Cuentos Desiguales volará muy alto. Su calidad lo anticipa.
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Cristina Albert – Escritora
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-o-
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FINALE IN CRESCENDO
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El universo, apuntalado desde todas las orillas, observaba con silente mirar. La ciudad hervía atrapada en el puño del intransigente adurir. El astro solar era un boquete rojo en el firmamento; como si el cielo hubiese recibido un tremendo cañonazo.
Los efluvios solares atosigaban la superficie, y en su fuego se heñían calles y casas. La vida transitaba adentro de un horno implacable, y la canícula sacudía sudores apretando con severo abrazo.
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El hombre, al girar la llave en la cerradura, pensó:
-Esta noche saldré por esta puerta y no volveré más.
El crujido de las bisagras respondió al pensamiento. Amaba a otra mujer. A una muchacha joven. Y ese cariño irrefrenable lo impelía a dar tan contundente paso. Un paso vergonzoso, sin duda, aunque coherente con su corazón enamorado.
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A la esposa le constaba la existencia de tal relación, sin embargo, prefería callar y esperar.
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El calor, en manifiesta actitud insoportable, negábase a otorgarle un paréntesis al desahogo.
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Almorzaron en el patio. Casi sin mirarse. Encerrados en un férreo mutismo; sumidos en el impalpable latir del recelo.
Él pensaba en los años que vivieron juntos, en la dura lucha diaria, en el hombro con hombro de los momentos difíciles, en los sueños acunados endulzando el futuro, en los hijos que no tuvieron, y en la delicada salud de ella.
-Cuando la abandone se quedará muy sola. Sufrirá lo indecible y seguramente enfermará. Pero el amor es así; un día nos da lo que otro nos quita.
Su pensamiento permaneció aleteando en la definición que hiciera del amor.
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Concluido el almuerzo, él tomó asiento en la tumbona de siempre, presto a gozar de la sombra del emparrado.
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La mujer le sirvió un vaso de vino con cubitos de hielo. Él la observó. Ella puso los ojos en discreta fuga, pero sin descabalgarse de un desolador presentimiento.
-Estará pensando en la otra.
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Entonces él, tras levantarse fue hasta ella. La contempló profundamente. Le paseó la mano por el tobogán de sus cabellos, y luego la besó en los labios. El insonoro gesto de compunción era el anticipo de la despedida.
Ella, perpleja, lo miró. La dulzura de aquellos ojos y la suavidad de la caricia le sonaron a una canción de amor. En ese momento, un relámpago de arrepentimiento le atravesó la mente. Quizás se precipitó al envenenar el vino para enviudar e irse a vivir con su amante.
CONTRA EL ABANDONO
Y EL MALTRATO ANIMAL
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Linde5-otro enfoque, existe con una misión definida: colaborar en la lucha llevada a cabo por un sinfín de instituciones (y personas individuales) desparramados por el planeta, que abiertamente combaten el abandono y el maltrato animal, ya que una mayoría obnubilada y contumaz insiste en ignorar el aporte positivo que nos dan. Obcecadamente niegan que con su compañía la convivencia humana es mejor. Mucha gente se empecina en menoscabar su función social y terapéutica (por ejemplo, los perros ayudan a los ciegos y demás discapacitados, colaboran eficazmente en las terapias aplicadas a enfermos de alzheimer y síndrome de Down,y, por si fuera poco, facilitan la comunicación entre dueños de canes, y alejan a los mayores de ese asesino silencioso llamado vida sedentaria).
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Indudablemente, necesitamos crear una relación de respeto hacia los animales, pues es obligación humana velar por el bienestar de cualquier ser vivo, atendiéndolo en todas sus necesidades.
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Diariamente se venden y se compran (comercio infame) animalitos que, muchas veces son víctima de maltrato, y acaban abandonados, sufriendo en silencio, enfermos de soledad, y mueren de tristeza, debilidad, o atropellados por algún vehículo.
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Asimismo, hay otros que arrastran una existencia vejatoria en manos de los hombres. Hombres que los esclavizan haciendo de ellos meros medios de producción, trabajando sin descanso, y con un derecho cierto; cinchar hasta la muerte.
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En los circos se los llena de oropeles para que su presencia engorde la recaudación, mientras tanto, se los mantiene en estrechísimas jaulas, enfangados en sus propios excrementos, y comidos por la sarna y los parásitos.
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.Sólo en España anualmente mueren 60.000 animales en las denominadas "fiestas" populares ("fiestas" sufragadas con el erario público, y que cuestan al contribuyente 450 millones de euros). ¿Y en el resto del planeta qué? Los animales mueren por dinero o por crueldad. Pero también mueren para mantener costumbres y supersticiones sustentadas por la ignorancia. ¿Será verdad que la bilis del oso, los colmillos del tigre, y el cuerno del rinoceronte, poseen milagrosos poderes curativos?, ¿Será verdad qué las plumas del caburé y los ojos de las serpientes solucionan todos los males de amores?
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El mundo está tachonado de atrocidades hacia ellos; hay peleas de gallos, peleas de perros, peleas de caballos. Se matan focas, ballenas, osos, aves, ¿por qué? Porque el valor de sus carnes es un poderoso polo de atracción, y además, la eterna estupidez de vestirse con pieles siempre tiene mercado.
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Cada año, millones de aves y de peces son arrancados de sus hábitat naturales, y pasan a vivir en cautiverio. ¿Es esto éticamente aceptable? ¿Tenemos derecho a enjaular de por vida a un pájaro con el pretexto de que nos gusta su canto o la belleza de su plumaje? ¿Tenemos derecho a confinar en un acuario a un pez por la hermosura de sus colores?
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Si no se sensibiliza a la gente removiendo conciencias, el trato respetuoso a los animales, y el compromiso que entraña hacernos cargo de sus vidas, nunca pasará de un hermoso sueño.
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Hasta que las autoridades de cada país endurezcan las leyes para quienes las infringen, la solución más cercana sigue siendo la adopción, el apadrinamiento (sin descuidar la educación de las nuevas generaciones), y la esterilización.
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.Cuando séamos capaces de interpretar la frase IGUALDAD ENTRE TODOS LOS SERES VIVOS, habremos empezado a ser humanos.
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¡Europa nos espera! - ¡PACMA hablará por todos los animales!


MARTA JIMENO, NUESTRA VOZ EN EUROPA

ELLA DEFENDERÁ A LOS QUE NO SE PUEDEN DEFENDER
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ENTRA AQUÍ PARA CONOCER EL PROGRAMA DEL PACMA

PACMA es la voz de los que no pueden gritar, hablar, quejarse

PACMA es la voz de los que no pueden salir corriendo y huir de la TORTURA, de la explotación, del abuso, del terror, ¡de la muerte más injusta!

PACMA es el único partido que desde su nacimiento, LUCHA para que los Animales no humanos, dejen de ser tratados peor que la basura


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Vídeo electoral.PACMA ELECCIONES EUROPEAS 2009
:http://www.youtube.com/watch?=v8VRwNkcjjE&feature=player_embedded


Acude a las mesas informativas y lleva tus amigos. Los animales piden tu ayuda. . .

Lugar: Almería
Contacto: Juan Milán
harlok@terra.es
Datos:
Casa de la Juventud (tardes), desde el día 23 hasta el 5 de junio (o sea, toda la campaña).
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Lugar: Bizkaia
Contacto: Javier Delgado
javifilo@gmail.com
Datos:
Domingo 24 de 10:00 a 15:00 h. en Barakaldo: Herriko Plaza o Paseo de los Fueros.
Viernes 29 de 16:00 a 21:00 h. Portugalete, Plaza del Solar. Av. Abaro.
Sábado 30 de 10:00 a 15:00 h. en Getxo: Calle Telletxe o Geltokia Plaza.
Viernes 5 de 16:00 a 21:00 h. en Bilbao: Calle del Arenal.
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Lugar: Gipuzkoa
Contacto: Goizane Butron
goizanebb@gmail.com
Datos:
Sábado 23 de mayo de 17:00 a 21:00 h. en Donostia (plaza del Buen Pastor)
Domingo 24 de mayo de 11:00 a 14:00 h. en Barakaldo (Herriko plaza)
Viernes 29 de mayo de 17:00 a 21:00 h. en Portugalete (plaza del Solar)
Sábado 30 de mayo de 11:00 a 14:00 h. en Getxo (Geltokia plaza)
Viernes 5 de junio de 17:00 a 21:00 h. en Bilbao (calle del Arenal)
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Lugar: Las Palmas, Gran Canaria.
Contacto: melotxu@telefonica.net
Datos: zona MERCADO CENTRAL
-------zona RAMBLA MESA Y LÓPEZ
-------zona TRIANA
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Lugar: Madrid
Contacto: Francisco García
pacma.mad@gmail.com
Datos: Retiro (Parque del Retiro en el Paseo Salón Estanque esquina Embarcadero):
Sábado 23 12 a 15 h. y 18 a 21 h.
Domingo 24 18 a 21 h.
Viernes 29, de 12 a 15 h. y 18 a 21 h.
Sábado 30, de 12 a 15 h.y 18 a 21 h.
Domingo 31, de 12 a 15 h. y 18 a 21 h.
Viernes 5 junio, de 12 a 15 h. y 18 a 21 h.
Avda de la Albufera (altura metro Nueva Numancia):
Del 23 de Mayo al 5 de junio, de 16-19 h.
Callao esquina con Preciados
Del 25 de Mayo al 5 de junio con los siguientes horarios: Viernes, sábados y domingo:
17 - 20 h. Lunes a jueves: 19 - 21 h.
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Lugar: Málaga
Contacto: Antonio Moreno
a.m.abolafio@gmail.com
Datos:
22 mayo - 5 junio - De 17 - 22 h.
Plaza del Carbón
Plaza de la constitución
C/Larios Esquina con Plaza de la Marina
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Lugar: Santander
Contacto: Susana Santos
amandi82@hotmail.com
Datos:
28 y 30 de mayo - 1, 3 y 5 de junio de 12:00h a 14:00 h. y de 17:00 a 19:00 h. en la calle Burgos
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Lugar: Tenerife
Contacto: Miriam Ferrer
addanca@hotmail.com
Datos: diferentes lugares por confirmar
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EL PACMA NECESITA A TODOS LOS QUE AMAMOS LOS ANIMALES.

Animales que habitan en el tiempo


PRÓLOGO
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“En EEUU se llevó a cabo hace tiempo un intento de reintroducir lobos en la zona noroeste del País, y para ello, los promotores de la iniciativa organizaron un encuentro con granjeros locales a fin de recabar su apoyo, ya que eran éstos, preocupados por su ganado, los que se mostraban más reacios, destacando especialmente una de las asistentes por la férrea reticencia. A la reunión llevaron a una pareja de lobos pertenecientes a un programa de rescate, que si bien habían nacido en cautividad no estaban domesticados. Los invitados permanecían sentados en el suelo cuando el macho resolvió acercarse a algunos para olerlos; al llegar a la mujer se detuvo mirándole fijamente a los ojos. Pasados unos instantes y sin apartar la vista se tumbó junto a ella. La ganadera apenas si se movía, y por la expresión del rostro delataba encontrarse tan perpleja como emocionada; al fin y después de un buen rato exclamó: “Tiene una forma de mirar que hace que te llegue al corazón, ¿no creen?”. Tras unos minutos el lobo se levantó, la olfateo nuevamente, y acto seguido, apoyó su frente en la de ella”. “Los diez mandamientos para compartir el Planeta con los animales que amamos” -de Jane Goodall y Marc Bekoff.
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Cada una de las historias contenidas en “Animales que habitan en el tiempo” son como ese lobo delante de la mujer que los temía y rechazaba. Nos miran a los ojos, penetran en nuestra conciencia y transcurren allá por donde quiera que lo hagan las sensaciones que nos atenazan las entrañas, los descubrimientos que nos estremecen y las conclusiones que nos despiertan del letargo nacido de la ignorancia. Estos textos destapan ante nuestra mente y nuestro corazón un mundo nuevo y mágico, aunque labrado con realidades, invitándonos a no ser ajenos a cuanto nos rodea y alentando el compromiso, acaso dormido, por detener el dolor y la destrucción que el hombre ha sembrado en este Planeta, así como por contribuir a restañar las heridas que el egoísmo humano ha ido abrien do a lo largo de la Historia.



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No puede exigirse respeto sin conocimiento, por eso es fundamental que en nuestros cerebros, tan domestica dos y sometidos a una educación y a una cultura repetitivamente impuestas, parciales, dirigistas y supeditadas a intereses a menudo poco loables, seamos capaces de dar ese paso que separa la acomodación y la apatía, de la rebeldía contra las injusticias y la explotación. Aunque no podremos saber porqué ni por quién luchamos, si no entendemos cómo son esas víctimas, qué les mueve al actuar, qué constituye sus intereses, sus miedos, sus alegrías, sus necesidades y sobre todo, si no admitimos su capacidad y plenitud vital, que les lleva, como a nosotros, a gozar del derecho a estar protegidos frente a cualquier agresión injustificada.



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“Animales que habitan en el tiempo” cumple de forma magistral ese objetivo y con triste hermosura, de un modo conmovedor y hasta desgarrador en ocasiones, nos acerca a esos seres de los que tanto desconocemos y lo hace a través de sus sentimientos, de sus pasiones, de la descripción de actos de amor y de fidelidad más allá de lo imaginable, pero no extraordinarios debido a su escasez, sino por culpa de nuestra sangrante nesciencia al respecto. Este libro logra trasladarnos esa realidad sin necesidad de humanizarlos, porque no debería ser preciso tratar de compararlos a las personas para valorarlos y respetarlos.



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Los animales, nos explica el Filósofo Tom Regan en la obra Jaulas Vacías, son “sujetos de una vida” y como tales, dueños de la misma sin que nadie, en razón de la especie, pueda arrogarse la potestad de explotarlos, subyugarlos, infligirles sufrimiento o provocarles la muerte.
Poco importa que compartamos con ellos un 98,7% de nuestros genes, como en el caso de los chimpancés, de los que incluso podríamos recibir una transfusión en el caso de que los grupos sanguíneos coincidiesen, o que las similitudes sean escasas si tomamos como modelo a un gorrión.
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Hace tiempo, leí la historia “Golondrinas del amor” (incluida en este libro) escrita por Ricardo Muñoz José, y supe que en Taiwán, una pequeña ave estuvo junto a la compañera moribunda durante horas, ciudándola y llevándole alimento, y cuando ella dejó de existir, él continuó a su lado, rozando su cuerpecito inmóvil con ternura como si tratase de despertarla. A pesar de estar rodeados de gente que los observaba y fotografiaba, aquella golondrina se negó a volar abandonando a la pareja inerte, pues el dolor era mucho más intenso que su miedo. Y no estamos hablando de un mamífero superior, sino de un ave.



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No parece cabal ni tan siquiera justo, pues, decidir qué criaturas merecen una consideración especial o no en función de la semejanza, física o emocional, con el ser humano, sino que ha de basarse en el hecho de que su existencia es tan real como compleja, que les pertenece su vida y que el hombre, a pesar de su racionalidad, no es la medida de todo, sino un actor más en este escenario que es la Tierra, pero con una responsabilidad especial en la protección de la misma, no ya sólo por su capacidad para la reflexión, la asociación de ideas, la previsión de las consecuencias de sus actos o los avances tecnológicos a su alcance, también y sobre todo, porque es el único culpable de la progresiva degradación a la que está sometiendo al Planeta, así como del padecimiento e incluso extinción de numerosas formas de vida.
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Este libro nos llama la atención sobre tal deber y lo hace provocando en nosotros unas veces el asombro, otras la sonrisa y también las lágrimas, pero sea cual fuere el sentimiento al que apele, la justicia, el respeto y la compasión hacia los animales, cuya existencia no es propiedad humana, no lo olvidemos, se hacen presentes en cada una de las páginas para adentrarse en nuestra conciencia y recordarnos que tenemos la obligación moral de convertirlas en la guía de nuestros actos, so pena de continuar destruyendo cuanto nos rodea y eso, sin duda nos incluye también a nosotros mismos.
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”Animales que habitan en el tiempo”, espero y deseo que ofrezca a Ricardo Muñoz José la mayor de las satisfacciones que él pueda concebir y aquello que constituye el objetivo principal de su publicación: sirva para quitarnos la ignorancia sobre los animales, conocerlos, comprenderlos y a partir de ahí, amarlos y respetarlos.



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Ninguna de estas historias, ni Hachi Kō o Canelo conjugando el verbo esperar, ni la inconmensurable lealtad de Bobby, la promesa que Nera no podía olvidar, los devaneos huelguistas y tabernarios de Perico, el sentido del deber de Barry hasta las últimas consecuencias, la valentía de Bucéfalo o la desgracia de Topsy, no son casos excepcionales ni mucho menos milagros, se repiten en el día a día y de modo anónimo.
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Este puñado de “irracionales” habitando en el tiempo, representa a millones de animales cuyas “proezas” son algo cotidiano y no sólo entre los de su especie, pues también están presentes en aquellos a los que tópicos e intereses, han condenado a la degradación y al desprecio. Existen casos contrastados en los que nos encontramos con vacas, cerdos y hasta con ratas mascota que han salvado la vida de sus dueños, pero ni a unos ni a otros los conside ramos amigos fieles y sí concebimos para ellos el destino de ser descuartizados o exterminados.



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“Animales que habitan en el tiempo”, es un reco nocimiento a las eternas víctimas y un revulsivo para los hombres, por lo que sería muy conveniente, si tenemos la mínima intención de hacer de este mundo un lugar más justo, más igualitario y más habitable, propiciar su lectura en todas las escuelas y tenerlo al alcance en todos los hogares. Estamos acostumbrados a conocer las habilidades y bondades de los animales a través de dibujos animados o personajes de revista infantil; sin embargo, no resulta moralmente honesto ni esclarecedor de la realidad, dar pábulo a tales recreaciones imaginarias, mientras aceptamos que permanezcan en el olvido historias como las que está a punto de leer. Nos hallamos ante textos que nos relatan sucesos verídicos con protagonistas reales y ahí, es donde está lo impresionante y turbador del asunto, lo que debemos de transmitir a las nuevas generaciones: que a los animales, sin necesidad de hablar, de vestirse o de conducir un vehículo, los sabemos capaces de actos que rozan lo épico y en todo caso, no tendría que hacer falta humanizarlos ni reinventarlos, porque tal y como son, merecen admiración, cariño y el más absoluto respeto.
Podemos elegir entre criar a nuestros hijos con “más de lo mismo”, fomentando su insensibilidad hacia to do aquello que creemos que no les afecta directamente e intentando endurecerles ante sufrimiento ajeno, incluyen do por supuesto a los animales, cuyos padecimientos son para ellos tan terribles como para nosotros los que nos aquejan, o tenemos la posibilidad de hacerles receptivos ante el dolor de la Naturaleza y de cuantos la conforman, despertando su inquietud por defender el derecho de toda criatura a no ser violentada o asesinada. Si escoge esta opción, el libro que tiene ante Usted, será un cómplice en tan digna tarea y en la de enseñar a niños y adultos, que los animales son seres vivos y sus derechos inalienables, no objetos o herramientas al servicio del hombre.
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JULIO ORTEGA FRAILE - Escritor animalista
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BALTO, EL PERRO QUE PERFORÓ LA TORMENTA
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¿Veinte mil personas aclamando a unos perros?
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En el andar de la actividad humana siempre hubo personas que a través de la sabiduría, los esfuerzos y el ahínco, alcanzaron a subir el arisco peldaño del reconoci miento. Pero también hubo animales, que han enriquecido el mismo limbo, y llegaron a inmortalizarse en el bronce gracias a la propia relevancia. Por eso viven en la memoria colectiva.
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Es el caso del perro Balto, cuyo ejemplo perdura en ese resplandor bruñido por la valentía, que lo llevó a interpretar una conmovedora gesta de inigualable peso.
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Balto, devino en el can más famoso de su época, y el testimonio de tan tremenda fama permanece en la cúspide de una roca, ubicada en el Central Park de Nueva York. Allí una escultura metálica lo recuerda. Y la leyenda que figura en una placa, al pie del monumento, constituye un permanente homenaje al espíritu bravío de los perros de trineo.
Este sitio es constantemente visitado por escolares, familias con hijos pequeños, además de turistas nacionales y extranjeros, que acuden a fotografiarse junto a la estatua del sempiterno animal.
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El día de la inauguración, Balto y los amigos conocieron el halago de una multitud compuesta por veinte mil personas, que los aclamó llenando de emoción el inusual acto. Después, en justa gratitud, el grupo apareció en el Madison Square Garden ante una muchedumbre que abarrotaba el recinto. A continuación, y en honor a los canes que dieron el “do de pecho” en un memorable evento, actuaron numerosos artistas de prestigio internacional.
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En el invierno de 1925 la difteria aterrizó en Alaska, y tras apoderarse de la localidad minera de Nome, empezó a apretar las fauces en el blanco fácil de la población; niños y ancianos. Inclusive, los Inuit, pobladores indígenas del lugar, eran presa preferida de la “enfermedad del hombre blanco”.
La salvación respondía al nombre de suero antitoxina y necesitaban trescientas mil unidades para ponerle freno al infeccioso mal.
El agotamiento de las vacunas existentes en Nome introdujo el desespero en la vida de la gente, y el temor adquirió relevancia en el instante que la difteria inauguró el marcador presentando las primeras defunciones. Nadie podía hacer nada porque nada podía hacerse. Sin el antídoto la epidemia minuto a minuto conquistaba amplitud. El contagio y el miedo corrían abrazados por las calles.
El doctor Curtis Welch, único médico residente en Nome, radio en mano puso en el éter un angustioso pedido de auxilio.
La respuesta no tardó en aparecer; el Hospital de Anchorage contaba con el suero solicitado, y sus directivos facilitarían las dosis necesarias.
Ya sabían adónde estaba la salvación. Sólo existía un inconveniente; las mil sesenta y dos millas (mil setecien tos kilómetros) que separaban Anchorage de Nome. ¿Cómo enviarlo? ¿Cómo ir a buscarlo? La dura tenaza invernal se interpuso alzándose en intransigente traba. Una traba más implacable que la distancia. Empero, la urgencia por traer la vacuna halló asilo en las mentes, y respiraba en todos los pechos.
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La voz de alarma inundó Estados Unidos; en Nome (un pueblo levantado al abrigo de la fiebre del oro, donde los aventureros depositaron sus destinos en la búsqueda del áureo metal) la difteria había plantado presencia, con el inquietante peligro de expandirse a todo el nordeste de Alaska. Por el momento, el riesgo de infección arrojaba la cifra de diez mil almas.
En la memoria de los estadounidenses aún subsistía la acción de la gripe que entre 1918 y 1919 mató a más de un millar de personas en esa misma zona. Además, en cada visita anual, la difteria arrojaba un saldo de veinte mil muertes en Estados Unidos. Por lo tanto, las autoridades sanitarias debían movilizarse rápidamente a fin de atajar el azote surgido en Nome.
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El gobierno territorial inmediatamente autorizó el envío de los tubos de suero. Pero, ¿cómo hacerlo llegar antes que la muerte se embolsara centenares de víctimas? ¿De qué modo transportarlo? El crudo invierno mostrábase intratable, pues un repentino temporal bloqueaba el suministro por el medio habitual. Sólo tenían dos aviones de la Primera Guerra Mundial que acostumbraban a sobrevolar la región, pero, ya que nunca coronaron exitosamente los vuelos invernales, habían sido desmontados. Y por barco resultaba imposible, puesto que las aguas permanecían intransitables. El invierno enseñaba la rudeza a través del congelamiento del océano, ríos y lagos, y completando la severidad, una densa niebla derretía cualquier recurso.
Entonces pensaron en la solución más viable; trineos tirados por perros. Fue organizada una riesgosa expedición compuesta de numerosos relevos hasta llegar a Nome, en el que participarían veinte musher (persona que conduce el trineo) y más de un centenar de perros que se iban a turnar a lo largo de seiscientos setenta y cuatro millas (unos mil kilómetros); la distancia que separaba a Nenana de Nome.
Así, atravesando una difícil ruta de hielo, engañosas aguas e intratables nevadas, el cometido contra la muerte obtendría vida.
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La operación dio comienzo con el suero viajando en ferrocarril desde Anchorage a Nenana, cubriendo cuatro cientas treinta y siete millas (setecientos kilómetros). Allí lo recogió el primer musher e iniciáronse las alternancias. Etapa a etapa enfrentaron el inhóspito camino.
En la antepenúltima entraron en escena Leonhard Seppala y el perro-guía, Togo. Seppala hizo el tramo asignado, aunque, al llegar a destino el siguiente relevo aún no estaba preparado y debió continuar hasta completar doscientas millas (cuatrocientos dieciocho kilómetros) con una temperatura de treinta grados bajo cero, en la que destacó la irrefrenable valentía de Togo.



Gunnar Kaasen y Balto, el más experimentado de sus canes, junto a otros trece perros, asumió el encargo de manos de Seppala. Recorrió las últimas cincuenta y tres mi llas (ochenta y tres kilómetros). Un trecho que se convirtió en altamente difícil al agravarse la situación atmosférica; la temperatura descendió a sesenta grados bajo cero, y el viento de setenta kilómetros por hora en varias ocasiones estuvo a punto de tumbar el vehículo. Entonces Balto asumió el encargo de guiar el trineo en medio de aquella tortura de hielo, ventisca y desolación. Del cielo caía una cegadora descarga de nieve. Y cuando la nieve amainaba, inmediatamente la niebla cubría su sitio.
-La visibilidad resultaba tan escasa que a veces no veía los perros -contó Kaasen-. Tuve que poner la suerte de la misión en el instinto de Balto.
El trineo casi volcó y por poco se pierde el suero de la esperanza. Sin embargo, la significación de la empresa empujaba, y debía seguir aun sabiendo que a cada metro el terreno desafiaba, mostrándose intratable y propenso al golpe traicionero.
No había paisaje; la tierra y el cielo estaban unidos por una cortina de niebla, y atrás de la niebla más niebla. Parecía que circulaban por dentro de una densa humareda helada. La luz constituía la fuga de la sombra, y la sombra el refugio de la luz. Los instantes íbanse haciendo largos y penosos. En semejantes condiciones la única alternativa era la muerte.
No obstante, el clima hostil ni el cansancio demoledor lograron truncar el cometido. La ayuda, centímetro a centímetro horadó la tormenta, sin cederle un palmo a la idea del abandono. La naturaleza, convertida en trampa mortal, tuvo que abrir el puño frente a la embestida de la
decisión. Sólo la solidaridad humana encarnaba el estilete contra la adversidad.
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El 2 de febrero, a las dos de la madrugada, la antitoxina entró en Nome. Gracias a la persistencia de Kaasen y al instinto de Balto, el suero de la salvación llegó a tiempo para derrotar la epidemia.
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El perro devino en héroe nacional de Alaska.
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Estados Unidos entero recibió a Balto y a los amigos entre vítores y rendidos homenajes. La gente enronquecía expresando tanta admiración. Los niños dibujaban trineos, y a los perros de compañía le daban el nombre de Balto. Hubo gatos, caballos, conejos, e incluso hamsters, llama dos Balto.
La baltomanía tiñó de entusiasmo la vida estadounidense. La hazaña derivó en conversación rutinaria, y ergo saltar de boca en boca la palabra Balto hospedábase en el cofre de los recuerdos mejor acunados. Hasta la música popular compuso obras de exaltación, que atravesaron la barrera de los años y aún son escuchadas.
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Mas, el tiempo fue pasando con muda pisada, haciendo decrecer la carrera del reconocimiento, y el halago, orientándose cuesta abajo, acabó por evaporarse.
Entonces, a Balto y a los demás perros, lo vendieron a un realizador de espectáculos de Sideshow (variedades). La gente a fin de verlos pagaba diez centavos. Pero la fama, que sabe tener patas cortas y se cansa rápido, tam bién languideció en aquella feria de redundancias, y los pobres animales pasaron a atracción secundaria. La poca recaudación pronto mutó en falta de cuidado, y la comida mermó en consonancia al declive. Los ladridos reclamando alimento, redoblaron las palizas y las heridas adquirieron patente de evidencia.
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En 1927, George Kimball, un hombre de negocios de Cleveland, Ohio, visitó Los Angeles, y supo que los perros estaban mal atendidos y con la salud deteriorada. Resolvió comprarlos. El avispado promotor exigió una suma superior al dinero que Kimball disponía.
Al regresar a Cleveland, el empresario promovió una colecta donde más amor existía; los colegios de la ciudad. Los escolares, penique a penique reunieron los dos mil dólares que cristalizaron en la compra de Balto y los compañeros. El empeño de Kimball y la compasión infantil, los libró de las enfermedades y del hambre.
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Y dado que donde el hombre pone la mano mete la pata, los canes, en vez de volver a la tierra natal a inte grarse en el paisaje, y a correr alegremente por la naturaleza que amaban, fueron llevados al zoológico de Cleveland. Sin advertir que tal medida suponía condenar los a vivir prisioneros, amarrados a la voluntad humana, y lejos del espíritu libre que atesoraban los perros de trineo.
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El arribo resultó apoteósico. Fueron recibidos como lo que eran, héroes. El primer día desfilaron ante la jaula quince mil personas. La emoción desbordaba a la gente, y los críos querían fotografiarse junto a los perros del suero.
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Las jornadas se hermanaron modelando meses, y los meses compusieron años, y ellos siempre allí, enlazando cambios crepusculares, inmersos en una abisal monotonía, y lamiéndose la cicatriz de vivir a desgano. Y, a mayor gloria del derrumbe, al ámbito lo llenaban voces lejanas asiladas en la memoria, irrumpiendo en el impenetrable silencio de la nostalgia. Así, el grupo fue apagándose, con la mente describiendo horizontes abiertos, dentro de aquella libertad sólo limitada por la acción del cansancio.
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Balto murió el 14 de marzo de 1933. Su vida terminó pronto; solamente duró 11 años. La muerte, camuflada en la atmósfera, lo asistió en el desenlace que escenificaba el trance del adiós.
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La noticia sembró el país de rostros compungidos. En las gargantas afloró una agria sequedad, y el desplome de las lágrimas anudaron los movimientos. Las palabras tornáronse incómodas, y la mirada de la tristeza reflejó la nueva realidad; el perro más amado había partido. Ya solo quedaba el refugio del recuerdo.



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Sin embargo, Balto, a través de la muerte consiguió la añorada libertad, dejando detrás de sí una historia que todavía habita en la evocación colectiva.
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En claro desafío al olvido, el cuerpo embalsamado de Balto hasta hoy es exhibido en el Cleveland Museum of Natural History. (Al morir Togo, obtuvo idéntica suerte). Además, el museo conserva un corto filmado en Hollywood bajo el título de: “Balto, in name of the race”.
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Unos años después, en la acera de la céntrica avenida Cuarta D Street de Anchorage, la ciudad inauguró una escultura dedicada a Balto.
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En el transcurso de los años fue recuperado por el cine. Sobre todo por la factoría Disney. Varias películas lo inmortalizaron. Y en todas ellas su figura hace hincapié en los valores humanos, la solidaridad para con los semejantes, y, por supuesto, la nobleza animal.
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Aunque, quizás, el homenaje más manifiesto sea la “Carrera IDITAROD”, organizada cada año a fin de reproducir la gesta del suero. La carrera, muy criticada debido al afán comercial que transpira, suele verse empañada por sospechas de maltrato de los perros participantes.
Olvidando que en la esencia de la proeza original, los canes de trineo se unieron al hombre, en el dificultoso trance de salvar vidas humanas en las condiciones más aciagas.
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