Tu trato con los animales hablará de ti mejor que tus palabras -R.M.J.

sábado, 25 de noviembre de 2017

La realidad por encima de la ficción

.

VIAJE AL INFIERNO



Miré a Bossy, mi perro. Dormía a mis pies. Él descansaba feliz y yo también estaba feliz, porque al fin, después de tanto tiempo iba a trabajar. Por lo visto, los estudios empezarían a darme satisfacciones.
Yo había estudiado medicina, y por vocación me inclinaba hacia la investigación. Y dado que era proclive a una vida científica, meses atrás presenté una solicitud en la Universidad de Nottingham, con la esperanza de ser aceptado y comenzar mi carrera.

Cuando la carta de citación llegó a mis manos, me excité. Fui admitido y debía presentarme al día siguiente.
Al salir, el bueno de Bossy agitó la cola entusiasmado, deseándome suerte.
.-Ha sido asignado como ayudante de investigación.
La frase sonó a gloria. El sueño empezaba a hacerse realidad.




Escoltado por una secretaria de administración, atravesé varios pasillos amplios y luminosos.
Al llegar a la puerta y leer el cartel, el mundo se me vino abajo. En letras doradas ponía: LABORATORIO DE VIVISECCIÓN




En clases de biología yo había practicado la disección con insectos y ranas, y siempre lo pasé mal. Era una práctica superior a mi deseo de aprender. Incluso viví una devastadora experiencia. Con sólo recordarlo me deprimo. Tuve que asistir a una clase mixta para estudiantes de medicina y de enfermería, sobre Intubación Endotraqueal. Pero no era una sesión orientada a través de proyección de imágenes, ni tampoco con el uso de dummys. Iba a hacerse con un gato vivo. El impacto en los estudiantes fue patente. El profesor, en un intento de calmar los ánimos, explicó:
-No vean en este felino un animal doméstico igual al que algunos puedan tener en casa. Este gato está sano y bien cuidado, y se lo mantiene para este fin. Para completar la formación de todos ustedes.
Sí, el gatito era saludable y estaba limpio, pero el miedo en sus ojos hablaba alto; pedía compasión.
El minino pasó de mano en mano, y finalmente lo inmovilizaron. Hubo silencio y lágrimas, No obstante, comenzó la intubación.
Aquel hermoso animal se encrespó acusando el dolor. Su mirada pasaba de rostro en rostro buscando piedad. De los quejidos pasó al ahogo, y sacudió el cuerpo en unas contracciones manifiestas de vómito (algo que no ocurrió porque llevaba ocho horas sin ser alimentado). La desesperación del micifuz en garras humanas, formó un cuadro que aún mantengo en la memoria.
Al día siguiente, cuando pregunté al profesor por el gatito, la respuesta fue tajante:
-¡No sobrevivió!




Entramos al laboratorio. Mis sienes palpitaban desenfrenadas. Sentía debilidad y me movía casi sin fuerzas. La funcionaria hizo la presentación:
-Doctor, el nuevo ayudante.
Era un hombre joven, de gruesas gafas, sonrisa cansada y bien peinado pelo rubio. Me saludó cortésmente, y tras mirarme de la cabeza a los pies en un somero estudio, dijo:
-Haré todo lo posible para que su paso por este laboratorio sea una experiencia decisiva en su formación.




Abrió una puerta. Entramos en una gran sala blanca, limpia, reluciente. Al costado de las paredes veíanse mesas metálicas. En cada una y sujetos por correas, habían perros acostados sobre el lomo, con el estómago descubierto mostrando una herida, o el cráneo perforado dejando ver la masa encefálica, o el pecho abierto. En algunos, los bordes de las heridas tenían alambres de acero haciendo de tensores.
¿Pero, qué mal habían hecho esos animales para estar aquí? Simplemente, no haber tenido un amigo humano y sufrir la falta de amor; la falta de un hogar.
Pude observar corazones latiendo al aire libre. Pulmones hinchándose y deshinchándose. Las venas de los tubos bronquiales que parecían marañas de ramas. Hígados de color rojo brillante. Cerebros soltando una sustancia color rosa blancuzca. Intestinos enredados como un montón de serpientes. Labios temblorosos, hocicos inmovilizados. Y lo más curioso, no se oía un gemido de los perros torturados.




Al pasar, todos los canes volvieron la vista hacia nosotros, con miradas suplicantes, cargadas de una expresión de oscuros presentimientos. Sus ojos seguían los movimientos que hacíamos.
Sentí un escalofrío. De pronto mi cuerpo se endureció. No podía dar un paso. El médico me puso una mano en un hombro y exclamó:
-Coraje. Usted es un investigador y en nombre de la investigación hay que dejar de lado los escrúpulos.
Tales palabras no consiguieron disipar el frío que me congelaba los huesos.
De repente, en una de las mesas vi un perro idéntico a Bossy, a mi Bossy. Me arrimé e incliné sobre él. Un gesto desencajado se plantó en mi cara y fue a unirse al ritmo acelerado de mi corazón. Capté un olor rancio, un olor a sangre coagulada. Me atrapó el temblor.




El perro estaba tumbado encima de la espalda, con el estómago abierto y un estroboscopio enterrado en el hígado. Lo miré. En aquellos ojos había lágrimas. Respiraba suavemente con la boca semiabierta. El cuerpo le tiritaba, como si estuviera sometido a un dolor constante. Me miraba fijamente, su sufrimiento agonizante me apuñaló el alma. En un impulsivo arranque me acerqué más. Soltó un gemido desafinado. No había luz en sus ojos castaños, y la cola se semejaba a una víbora muerta. Le acaricie la cabeza. Las orejas permanecieron caídas, en postura vencida.
-Bossy –exclamé inconcientemente, atribuyéndole el nombre de mi perro.
El médico se acercó y me dijo:
-Está usted de suerte. El experimento con este animal ha finalizado. Vamos a ponerle la inyección final.



Le hizo una seña a un ayudante. Este se aproximó con una jeringa. Fui hasta el asistente y con voz quebrada alcancé a decirle:
-Por favor, que no sufra, que no sufra…
El llanto rodó por mis mejillas. La pena me paralizó.
-Va a quedar dormido para siempre –explicó el doctor-. Ojalá nuestra muerte sea tan pacífica como la de él.
Yo, cerré los ojos. Renunciaba a verlo morir.
-No se agobie y observe. Esto es muy rápido –aclaró el doctor.
El perro no despegaba los ojos de mí. Poco a poco se fue desinflando, desparramándose en el frío metal de la mesa. La lengua cayó para un costado igual a una marioneta. Largó un leve suspiro… Todo había acabado.
Acongojado paseé la vista por la sala. Los demás perros también me miraban. Y me miraban como acusándome de no haber hecho nada para salvar al amigo.



De pronto, advertí una extraña presencia.
-¿Por qué este silencio? –grité.
Nos envolvía un silencio horrible, un silencio alarmante, espeso, agresivo; era el silencio de la muerte.
-¿Por qué no ladran? -volví a gritar- ¿Por qué no protestan? ¿Por qué no chillan?
El médico se acercó a mí, y con voz calma, aclaró:
-Antes de iniciar el trabajo les cortamos las cuerdas vocales.





Aun siendo un científico vocacional, no pude desentenderme de consideraciones morales y éticas. Los humanos somos la especie preponderante en la Tierra, y poseemos la capacidad, pero no el derecho, de abusar y someter a los animales llamados inferiores, en nombre de la adquisición de unos conocimientos, generalmente pseudocientíficos, que servirán a intereses netamente comerciales…
.
De este modo, batí el record mundial de permanencia en un trabajo; emepecé y una hora después fui despedido.
Con este precedente, el deseado futuro científico entraba en vías de extinción. Pero no me arrepentía; mi amor por los animales lo dispuso así.




Llevo unos años trabajando como conductor de carretillas elevadoras, en una empresa de construcción.



Para concluir, voy a recordar una anécdota vivida y contada por el doctor Cristian Barnard.
-"Había comprado dos chimpancés en una colonia de primates en Holanda. Durante meses vivieron juntos, aunque en jaulas separadas, en la sala de espera de mi laboratorio, y muy animados “hablaban” sin cesar. Estaban destinados a la investigación de trasplantes de corazón y actuarían como donantes.
Llevamos uno a la mesa de operaciones. No soportó la prueba. Cuando sacamos el cuerpo y pasamos por delante del otro chimpancé, éste lloraba amargamente, y continuó llorando durante días.
El incidente causó una profunda impresión en mí. Nunca más experimenté con seres tan sensibles".
.
.

Autor: Bryan Jackson – Londres, Inglaterra.Traducción: Gorka Ibarra

http://www.vivisectioninfo.org/
.
.


Texto incluido en el libro "POR LOS ANIMALES" - Un viaje a la ternura.



.LOS ANIMALES; EL SILENCIO DE LOS DÉBILES.
.

.
.
.
PUBLICADO POR RICARDO MUÑOZ JOSÉ


domingo, 25 de junio de 2017

Ayudemos a las aves

.
ES NECESARIA
TU COLABORACIÓN
.
Por favor, difunde
.
.
 .
SI NO SABES AMAR A UN ANIMAL
TODAVÍA NO HAS APRENDIDO A VIVIR
.
.
PUBLICADO POR RICARDO MUÑOZ JOSÉ
http://linde5-otroenfoque.blogspot.com.es/
http://linde5-otroenfoquenoticias.blogspot.com.es/

lunes, 22 de mayo de 2017

.
CONSEJOS ÚTILES
 PARA GENTE CON MASCOTAS
.
.
PRIMEROS AUXILIOS I (Envenenamiento)
.
QUÉ HACER EN CASO DE ENVENENAMIENTO DE NUESTRA MASCOTA
.

.
Los perros son animales curiosos por naturaleza y suelen meterse en problemas con demasiada frecuencia por esa curiosidad. Si además se trata de un cachorro o un perro adulto juguetón, exploraran e investigan con mayor energía.
.
Además hay que tener en cuenta que son de naturaleza carroñera y depredadora por lo que todo lo que sea de su interés y este a su alcance lo comerán sin evaluar en primera instancia si es o no perjudicial para su integridad física, por lo tanto los dueños deben tomar precauciones y vigilar a su perro para evitar que corra peligro o encuentre algo dañino para su salud.
.
Debe acudirse al veterinario en todos esos casos en que un perro sano, durante o después del paseo comience a tener síntomas raros.
.
Recuerde que nunca sabremos el tipo de veneno con el que ha sido intoxicado, y en la mayoría de los casos puede que sea tarde.
.
Si sorprendemos a nuestro perro comiendo alguna sustancia tóxica deberemos:
• - Ubicar la sustancia ingerida e identificar los componentes en el envase (mientras más rápido se sepa que fue lo que se ingirió, más rápido se podrá tomar la actuación de auxilio)
• - Llamar de inmediato al veterinario por si debemos aplicar alguna medida de primeros auxilios, como inducir el vómito, dar de beber algo, etc. Es importante recalcar que cualquiera de estas medidas varían mucho dependiendo del tóxico ingerido por lo que no se pueden aplicar si se desconoce la causa del envenenamiento. En algunos casos el vómito retardaría la absorción, en otros podría causarle la muerte.
• - Llevarlo rápidamente al veterinario, junto con una muestra del tóxico y el envase del mismo.
.
Qué no hay que hacer:
• - Dar agua, leche, o un lavado gástrico sin antes conocer el tóxico podría agravar las lesiones, y la intoxicación, al facilitar su absorción.
• - Hacer vomitar en caso de ingestión de productos corrosivos, de petróleo y sus derivados, en caso de coma, convulsiones, trastornos respiratorios graves...Eso podría agravar las lesiones o extenderlas a otros órganos por una falsa deglución.
• - Dar un purgante sin conocer el tóxico; algunos purgantes facilitan la absorción digestiva o tienen propiedades parecidas por lo que agravarían los síntomas.
.
"Para un perro con un cuadro de intoxicación grave de origen digestivo se puede recurrir al agua oxigenada para provocar el vómito y expulsar así la sustancia tóxica".
• - Limpiar o lavar el pelaje del perro impregnado de gasolina o petróleo con un disolvente orgánico, lo que facilita la absorción.
.
"Si el perro se ha intoxicado por inmersión en sustancias químicas, se le lavará con agua abundante, y aclarará para evitar que los elementos nocivos sean absorbidos por vía cutánea".
.
Consejos para provocar el vomito en nuestra mascota

• - Algo casero para que le hagas tomar: 1/4 litro de vaselina líquida con 4 o 5 comprimidos de Carbón molidos. Esto disminuye la absorción de los venenos o tóxicos.
• - Si no han pasado más de 30 minutos desde la ingestión del veneno puedes intentar provocarle el vómito dándole a tomar una tacita de agua oxigenada o agua común muy salada. Esto sólo si el animal no está desmayado o inconsciente.
.
Primeros auxilios II (resucitación cardio-pulmonar)
.
.
Todos, absolutamente todos, debemos aprender esta técnica ya que puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte de nuestro compañero.
Es semejante al RCP para los seres humanos. Estas instrucciones son para animales en estado de inconsciencia (no hay riesgo de ser mordidos por el animal), sin respiración, con falta de latidos o latidos leves.
.
Instrucciones:
- El animal debe estar tendido de costado (decúbito lateral) con el lado derecho apoyado en el piso (o sea con el lado izquierdo hacia arriba) con esta posición dejamos el corazón del animal a nuestro alcance, así podremos verificar el pulso y aplicar las compresiones de modo correcto.
- Abra la boca del animal y asegúrese de que las vías respiratorias están libres de obstrucciones. Quite cualquier obstrucción, revise si hay latidos y/o respiración.
- Extienda la cabeza del animal hacia atrás (esta debe formar una línea recta con el lomo) y haga varias respiraciones artificiales, CORTAS pero FUERTES:
.
Para perros grandes: Ciérrele firmemente la mandíbula y con su boca cubra la nariz del animal. Exhale.
Para perros pequeños y gatos: Ciérrele firmemente la mandíbula y con su boca cubra el hocico completo del animal (al ser mas pequeño toda la trompa del animal entrará en su boca). Exhale.
-  Si lo está haciendo correctamente el pecho del animal debe levantarse.
Realice compresiones de pecho:
-  Con el animal acostado sobre su lado derecho, realizar entre 10 y 15 compresiones FIRMES con la parte dura de la palma de las manos, sobre las costillas justo detrás de la articulación de la pata delantera (escapulohumeral)
• - Intercalar 5 respiraciones cortas y 10 compresiones en perros pequeños, perros medianos y gatos.
- Intercalar 10 respiraciones cortas y 15 compresiones en perros medianos y grandes.
- La frecuencia (velocidad) de las compresiones será un poco más rápido que uno por segundo.
.
.
Primeros auxilios III (maniobra de Heimlich)
.
.
Cuando de pronto un perro o gato se pone a toser violentamente y parece que se le dificulta la respiración, es posible que haya tragado un objeto que obstruye su garganta, lo que es sumamente angustioso, tanto para el perro como para quienes lo observan. El objeto puede ser un bocado de comi­da, un juguete o cualquier otra cosa. Este bloqueo es sumamente peligroso pues se interrumpe la respiración, por lo que hay que actuar de inmediato para salvar la vida del perro, desde luego to­mando las debidas precauciones para evitar ser mordido. En el caso del gato puede ser una bola de pelos, la cual produce tos por un corto tiempo y luego expulsa el bollo, no suele provocar demasiados problemas.
.
La situación ideal es que intervengan dos personas, una soste­niendo con firmeza al animal e inmovilizándolo entre sus piernas mientras con las manos le abre lo máximo la boca, en tanto la segunda persona trata de localizar el objeto atorado y removerlo, ya sea valiéndose de los dedos o usando unas pinzas. Desde luego esta operación se facilita si el animal ha perdido la conciencia, pero debe actuarse con rapidez.
.
En el común de los casos, el objeto puede ser visto, pues se trata de algo tan grande que sobresale en la boca; pero también es frecuente que el objeto se encuentre insertado en la traquea y no pueda verse, por tanto habrá que intentar otros métodos; si se trata de un perro grande, recurrir a la llamada “maniobra de Heimlich”. Si el perro está inconsciente, se puede intentar con el perro acostado de lado, presionando fuertemente con una mano sobre las costillas y la otra debajo, tratando de producir un efecto de “fue­lle”, o sea que la presión del aire de los pulmones tenderá a desalo­jar el objeto. Tratándose de un perro pequeño, esta operación puede intentarse sosteniendo al perro por las patas traseras y ponién­dolo boca abajo, lo que da la ventaja de aprovecha la gravedad.
.
Cuando se ha suspendido por mucho tiempo la respiración del animal, éste puede seguir sin respirar incluso si ya se ha liberado del objeto extraño, por lo que será necesario darle respiración arti­ficial o resucitación cardiopulmonar, dependiendo de las circuns­tancias. Si el perro es salvado, de todas maneras es necesario llevarlo al veterinario para que sea revisado.
.
Cómo realizar la maniobra de Heimlich
Coloca tus brazos al rededor del perro y junta tus manos justo debajo de su caja torácica (en el abdomen), usando ambos brazos déle 5 empujes fuertes en el abdomen. Revise entonces la boca del animal o las vías respiratorias para retirar cualquier objeto.

.
.
Primeros auxilios IV (golpe de calor)
.
.
Con la llegada del verano, el calor representa uno de los principales problemas al que se ve expuesto nuestro perro. El perro, es mucho más sensible al calor que los humanos, y un día caluroso puede ser muy peligroso para él si la exposición pasa de lo razonable.
.
Los perros no pueden regular su temperatura corporal mediante el sudor, debido a que no tienen glándulas sudoríparas repartidas por el cuerpo. Los perros eliminan el calor a través del jadeo y del sudor que expulsan por las almohadillas de sus patas y por las zonas aisladas con poco pelo, como puede ser el vientre.
.
La temperatura promedio en los perros es de 39°C, pero cuando sufren un golpe de calor, ésta puede llegar a los 42°C o más desencadenando una serie in de fallos internos, y en la medida que su sistema termorregulador también va perdiendo el control de la situación, puede llegar a morir.
.
¿Qué es el golpe de calor?
-El golpe de calor o hipertermia en perros, es el aumento temperatura corporal.
¿Cuándo se produce el golpe de calor en el perro?
-El golpe de calor suele presentarse en épocas de mucho calor, como el verano, y cuando hay un alto grado de humedad. Esto provoca que el perro acabe con sus reservas de azúcar y sales minerales, provocando un colapso interno que puede acabar con nuestra mascota en 15 minutos.
-A pesar de la temperatura, hay ambientes que propician el golpe de calor, por ejemplo los espacios reducidos mal ventilados como el coche, una habitación, un balcón, etc.
.
Síntomas que presenta el perro por un golpe de calor:
• - Está perezoso, sin ganas de moverse.
• - Temblores musculares
• - Aumento del ritmo cardíaco.
• - Se tambalea.
• - Jadeo o respiración constante y muy rápido.
• - El perro parece atontado.
• - Babeo espumoso que acelera la deshidratación.
• - Vómito.
• - Aumento de la temperatura corporal.
.
A raíz de estos síntomas, si el perro no es tratado a tiempo, puede presentar:
• - La aparición de pequeñas manchas de sangre en la piel.
• - Padecer una hemorragia gastrointestinal.
• - Sufrir una insuficiencia hepática o renal.
• - Verse afectado por un edema cerebral.
• - Fallo de los órganos.
.
Primeros auxilios ante un golpe de calor en el perro
• - Bajar la temperatura corporal del perro colocándolo en un sitio fresco, ventilado y aplicando frío en las zonas más importantes, como son la cabeza, el cuello, las ingles y las axilas. De este modo, refrescaremos la sangre que va hacia el cerebro, evitando un posible daño cerebral, y bajaremos la velocidad de la respiración.
• - Poner al perro bajo un chorro de agua (templada), es importante mojar la zona de la cabeza ya que en el cerebro se encuentra uno de los centros de control de la temperatura y humedecerle el hocico sin obligarle a beber, puesto que puede que sea incapaz de tragar o que mucha agua lo ahogue. Cuando veamos que la respiración se ha normalizado, podremos sacarlo del chorro de agua pero manteniendo siempre el control de su temperatura.
• - Si queremos que el frío le cale rápido, podemos ayudarnos con ventilador o le podemos pasar cubitos de hielo por la nariz, las axilas y por los lados del cuello.
• - A pesar de todos estos esfuerzos, es fundamental que cuando nos sea posible, llevemos al perro al veterinario. Éste deberá hacerle un reconocimiento y administrarle la medicación adecuada para terminar de recuperarse.
.
Cosas que NUNCA debemos hacer ante un golpe de calor:
• - Cubrir o envolver a nuestro perro con toallas, de esta manera el calor sube en vez de bajar
• - Utilizar agua completamente helada, ya que le podemos provocar daños en el cerebro.
.
¿Cómo prevenir el golpe de calor en el perro? Para evitar que nuestra mascota sufra un golpe de calor hay que actuar con sentido común.
• - Hidratación: el perro debe tener siempre agua fresca y limpia.
• - NO DEJAR AL PERRO ENCERRADO EN EL COCHE
• - Sacar a pasear al perro en los momentos de menos calor.
• - Ejercitar al perro en los momentos de menos calor.
• - No encerrar al perro en un cuarto pequeño y sin ventilación.
• - Si el perro pasa la mayor parte del tiempo en el jardín, acondicionarle algún tejado o sombra.
• - En verano, es mejor darle la comida al perro por la noche porqué después de comer, los perros, son más propensos a sufrir colapsos.
• - En caso de salir de viaje, es aconsejable llevar abundante hielo y agua. Si vemos que el perro se estresa, podemos colocar en el suelo de la jaula transportadora, toallas húmedas.
.
.
Primeros auxilios V (fractura o dislocación)
.
.
.QUÉ HACER EN CASO DE FRACTURA O DISLOCACIÓN
• - El resultado de una caída, accidente o movimiento brusco puede ser una dislocación o ruptura de huesos, siendo la causa más común el atropellamiento, que es precisamente una situación de extrema urgencia y normal­mente requiere primeros auxilios; pero en este caso es necesario evaluar las características de los daños para no agravar la situación del animal.
.
A continuación algunas de las fracturas más comunes y los riesgos que representan:
• - LOMO: Si se rompe la columna vertebral, el daño es muy seve­ro y puede producirse la parálisis de la parte posterior del cuer­po a partir de la fractura, por lo que es necesario mantener inmóvil al animal. Si es indispensable moverlo, es preferible usar una tabla o algún material rígido que haga las veces de camilla, con mucho cuidado lo arrastramos para subirlo y poderlo transportar sin lastimarle la columna. Como último recurso se usará una manta, pues al trasladarlo podríamos lastimarlo más debido al poco control del movimiento,
• - COSTILLAS: Si se sospecha que se han fracturado algunas cos­tillas, lo que debemos hacer es envolver la caja torácica del animal con vendas elásticas u otro material a mano, procurando que el vendaje quede firme pero no demasiado apretado. Si tiene dificultades para respirar, es de suponerse que una costilla rota ha perforado un pulmón; en este caso hay que mo­verlo lo menos posible hasta que llegue la ayuda veterinaria.
• - PATAS: Si el animal ha sido lastimado en una de sus patas, habrá que mantenerlo acostado y envolver el miembro dañado con una toalla, de manera que tenga el menor movimiento posible, sobre todo si notamos que el hueso sobresale de la piel.
• - COLA: La fractura más común de los perros y gatos es la cola, pues fácilmente se les atora al jugar o saltar, y también es muy fre­cuente que sean atrapadas por la puerta del coche. Si se percibe una fractura, lo único que puede hacerse es entablillarla para evitar el movimiento y llevar al animal al veterinario.
.
En todos los casos en que se sospeche de fractura o dislocación, el animal debe ser auscultado por el veterinario y no es conveniente darle nada de comer o beber con anticipación, pues es probable que deba ser anestesiado, ya sea para operar, o simplemente para revisarlo, pues en estado consciente el animal no lo permitiría.

.
.
Fuente:
http://nacidoslibres.blogspot.com.es/
.
.
SI NUNCA HAS AMADO A UN ANIMAL
TODAVÍA NO HAS APRENDIDO A VIVIR
.
.
PUBLICADO POR RICARDO MUÑOZ JOSÉ
http://linde5-otroenfoque.blogspot.com.es/ http://linde5-otroenfoquenoticias.blogspot.com.es/

jueves, 30 de marzo de 2017

El perro de Montargis - Francia

LE CHIEN DE MONTARGIS:
une véridique histoire médiéval..
¿Un perro ante un tribunal ejerciendo la acusación en un caso de asesinato?
..
En la fortificada ciudad medieval de Montargis (conocida por la "Venecia de Gâtanais"), la historia le dio residencia a este acontecimiento, cuando la envidia -incubadora de corrosivas rivalidades-, se valió de una mente turbia para derramar el tóxico aliento de la tragedia.
.
El chevalier Macaire, arquero de la guardia del Rey Carlos V de Francia, digería mal que un compañero de armas, Aubry de Montdidier, hubiese obtenido un sitio privilegiado en la confianza del monarca. Saberse desplazado a un plano secundario por culpa de aquella estima, le aceleraba el resentimiento, hiriendo hondamente su orgullo.
.
Mondidier, un caballero de arraigadas costumbres, solía dar largos paseos por el bosque de Bondy, en compañía de Verbaux, su perro de ayuda.
De dicho hábito era sabedor Macaire, quien, desbordado por el acicate de la inquina, un dia se adelantó y fue a emboscarse en la espesura. En el momento que Montdidier pasó, ¡le arrojó un dardo envenenado! Montdidier se quitó el aguijón, y unos metros más adelante sintió la ponzoña del odio ajeno adueñándose de sus movimientos. Y mientras Montdidier claudicaba por el avance de la agonía, Macaire, con una red, cazó al perro y lo ató a un árbol. Pero, como el fin del rival llevaba tintes de tardanza, sucumbió a la impaciencia y al temor de ser descubierto, y en medio de los atronadores ladridos del can, le puso epílogo al acto sellando su traición a golpe de puñal. Las puñaladas hallaron asilo en las carnes desguarnecidas de Montdidier, y en cada penetración del metal afilado, el hombre se retorcía igual que si recibiera un chorro de aceite hirviendo. Después, la mirada borrosa y la garganta reseca se hermanaron en el último suspiro. Y el último suspiro le robó la vida. Aubry de Montdidier, murió haciendo vibrar la naturaleza con el látigo del espanto.

Verbaux lo vio todo.

Macaire, a manotazos y puntapiés abrió un hueco en la hojarasca. Allí depositó el cadáver. Y ergo cubrirlo con ramas, huyó, dejando el frío asesinato envuelto en el misterio. Desde la altura de la arboleda, la floresta conmocionada presenció la partida.

Con sus ladridos quejumbrosos, Verbaux procuraba arrancar a su dueño de las zarpas de la muerte. Así siendo, frente a la inutilidad de la impotencia, buscó en los diente una salida a su desesperación, y rompiendo los hilos de la red consiguió soltarse. Inmediatamente se arrojó encima de la tumba, y descargando desgarradores aullidos conmovió el bosque entero. Ahí se quedó, sin noción de tiempo, uniendo sol y luna, hozando las ramas, gimiendo y llorando sin hallar paz para su desconsuelo.
Mas, cuando la resignación le dio luz al entendimiento, orientó sus pisadas en dirección a Montargis.
.A muchos les extrañó verlo sin su dueño. No obstante, el animal, movido por su instinto de lealtad logró enhebrar su propósito a la atención de los demás, y guió a los soldados hasta el cadáver de Montdidier.
.Con el muerto a cuestas y el perro aullando entristecido, el grupo desanduvo el camino a Montargis.
.Carlos V, altamente consternado, dispuso el sepultamiento de Aubry de Montdidier, otorgándole los más altos honores. A Verbaux lo retuvo a su lado. Cortesanos y servidumbre lo colmaron de cariño.
.Empero, el imprevisto adquirió patente de sorpresa, el día que el can se topó con el chevalier Macaire, pues, empujado por el recuerdo y el afán de venganza, corrió hacia él mostrándole los colmillos. El miedo erosionó los sentidos de Macaire, aunque alcanzó a zafarse de la arremetida introduciéndose en una vivienda. En jornadas posteriores se repitió el encuentro, y nuevamente el perro empalmó encono y gruñido, manifestando deseos de atacar.

El comportamiento del animal despertó el interés de la gente, y la sombra de la duda cavó el cimiento de la sospecha. Macaire decía desconocer la razón de tal animosidad, pero la insistencia de Verbaux le echaba desconfianza a la solidez de esa versión. Entonces, en la atmósfera flotó una pregunta: ¿No sería Macaire el asesino de Aubry de Montdidier?
.El rumor llegó a oídos del Rey. Sin duda, la conducta de animal acusaba a Macaire. Ese primer indicio puso en funcionamiento la maquinaria de la ley.
.
El Tribunal de Justicia -que a menudo se establecía en el castillo de Montargis-, citó a Macaire, a fin de que expusiera su postura. Además, y por expresa voluntad de Carlos V, se permitió que el perro compareciera como acusación.
Verbaux, al verse delante de Macaire, reiteró la agresividad hacia el caballero, formalizando de este modo su denuncia.
El monarca se sintió atrapado. ¿Qué hacer? ¿Anteponer el servicio que Macaire prestaba a la corona, o valorar la abnegada insistencia del can? Para deshacer la encrucijada de la disyuntiva -y cumplir con su amigo Montdidier-, tomó una sabia decisión: ordenó un duelo judicial y en presencia de la corte, entre el animal y el chevalier, y que la verdad se pusiera de parte del vencedor.
Macaire aceptó encantado. ¿Qué podría hacerle un perro pulguiento a un guerrero acostumbrado a salir victorioso de todas las batallas?
.
En la corraliza del castillo de Montargis, se instaló un ruedo acordonado por una empalizada -para separar combatientes de espectadores-, con un palco real y balcones destinados a autoridades clericales y cortesanos. La gente del pueblo permanecería de pie. La curiosidad atrajo a la multitud.
El pregonero anunció:
-Por voluntad de Carlos V, Rey de Francia, y cumpliendo un mandato judicial, en este día del año 1371, se batirán en duelo hasta las últimas consecuencias, el chevalier Macaire y el perro Verbaux. Al hombre, para su defensa y ataque, se le ha entregado un palo. Al animal, para su protección en caso de necesidad, se le ha concedido un barril abierto por ambos extremos.
.El tiempo burbujeaba en el tramo de la mañana otoñal. En los árboles, las hojas trocaban guiños con las aves. El cielo se asomó expresando extrañeza, y la tierra tembló presagiando una desgracia. Tras el sonar de las trompetas, el silencio se adueñó de los murmullos. Macaire entró con su jubón de cuero, manoplas de hierro, borceguíes con punta de metal, y garrote en alto. Verbaux lo hizo "armado" con sus garras y sus dientes. En el centro, el barril se aburría en posición de espera.
Dibujos de la época muestran horripilantes escenas, en las que se ve al perro en manifiesta desventaja, y al guerrero lanzando palos y patadas, como si buscara machacar la cabeza del animal, y a la vez, apuñalarlo con sus botines de puya metálica. Mas, la contienda verdadera arrojó otra lectura, pues, Verbaux, con determinación, paciencia y valentía, construyó la coraza de su inferioridad, y a base de rápidos desplazamientos fue esquivando las acometidas y los garrotazos, hasta que el cansancio hizo mella en los bríos del hombre. Y cuando la fatiga nubló la vista de Macaire, y le colocó plomo a sus movimientos, el relámpago de un descuido vino a quebrantarle la defensa. Entonces, el perro, ¡le saltó a la garganta!
La sorpresiva embestida desplegó las alas de la inquietud, atosigando a los espectadores con el sofoco de la expectación.
La lucha derivó en angustia para Macaire y soif de vengeance para Verbaux. Impelido por el dolor en las carnes, la zozobra en la mente, y un galope en el corazón, el hombre dio réplica al feroz ataque soltando el palo, y con las dos manos intentó arrancar al animal. Pero, fue imposible. ¡La mordedura llevaba un anuncio de muerte!
En su caída hacia atrás, Macaire ¡tropezó con el barril!

Una rodilla se dobló a besar el suelo, y las áureas hazañas de antaño pusieron proa a la inmensidad de la nada. Su sangre de guerrier vencido corrió generosa empapándolo con el rojo de la vergüenza. El oleaje del miedo eclosionando en el confín de sus entrañas, la boca poblada de babas, y la mirada oscurecida por el apretón del suplicio, propulsaron el desenlace del grito:
Quiténlo! ¡Quiténlo! ¡Yo he sido! ¡Yo maté a Montdidier!
La verdad resplandeció en magnitud ascendente. y la justicia cavó hondo en la comprensión humana. El Rey honró al victorioso Verbaux.

Un lluvioso amanecer, con el alma tiritando entre los ojos, Macaire se enfrentó al cadalso. La horca, en actitud obediente, firmó el último capítulo de su indigna existencia. El estrujón del nudo corredizo y los pies en el aire agitándose sin ruido, fueron los únicos testigos de su ingreso en el pasado.
El perro de Montargis inspiró muchos libros, y fue protagonista de poemas épicos.









Y como cartón postal viajó por el mundo.


Todavía se conserva gran cantidad de dibujos de la época.












En la iglesia de Sainte-Madeleine de Montargis, se pueden apreciar vitrales del siglo XIX.


Y como detalle curioso, en algunos restaurantes de la ciudad, se utilizan vajillas decoradas con escenas del famoso enfrentamiento.
.En recuerdo de tan tremenda epopeya se erigieron dos esculturas. La que se instaló frente a la iglesia, fue destruida durante la Primera Guerra Mundial -según parece, la bala de un cañón se arrimó demasiado a contemplar la obra-. La que aún existe, del escultor Gustave Debrie, data de 1870, y se encuentra en los jardines del Museo Girodet -antiguo Hotel Durzy-.
.
El bosque de Bondy -sitio que marcó el inicio de esta historia-, es constantemente visitado por autóctonos y turistas, que se pasean sabiendo que no corren peligro, ya que el chevalier Macaire lleva más de seiscientos años bajo tierra, conviviendo con las lombrices.
.
Ricardo Muñoz JoséReminiscencia elaborada con los textos e imágenes obtenidas en Internet.
.Páginas francesas recomendadas:
http://pageperso.aol.fr/ricjasperso/legende_chien_de_montargis_p2.html