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Esta historia arranca en 1969, cuando Anthony Bourke y John Rendall compraron un cachorro de león en Harrod`s (Londres) y lo llamaron Christian. Lo criaron hasta el momento que fue demasiado grande para seguir viviendo en su departamento.
Con tristeza decidieron que lo mejor para su león, era vivir en libertad, para ello se pusieron en contacto con Bill Travers, el actor que protagonizó la película “Nacida libre“ una película que contaba la historia real de cómo Joy y George Adamson criaron en su hogar a unos cachorros de leon.
Travers se puso en contacto con George Adamson quien ayudó a organizar el traslado de Christian a África. Para financiarlo tuvieron que hacer un documental sobre la vida de este león, se titulo “Christian the lion“.
Un año después Bourke y Rendall viajaron a África para reencontrarse con su león, aunque les advirtieron que era totalmente salvaje y que no los reconoceria, pero no les importó. Lo que todos se preguntaban ¿los atacaría si los reconociera?
Este vídeo muestra ese momento.
Fuente:
http://animalosis.com/el-leon-christian-un-amigo-para-siempre/
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2 comentarios:
Esta historia es demasiado conmovedora , el video sin palabras me enternece y emociona cada vez que lo veo . Gracias
Ante quien conoce las razones no es necesario justificar los silencios...
Ricardo, supongo que el humo del cigarro que me estaba fumando mientras contemplaba el vídeo se me ha metido en los ojos, pero cuando he visto a Christian subirse a su amigo y abrazarlo, he notado cómo se me humedecían.
En otras ocasiones he podido observar imágenes en las que un animal semejante se abalanzaba sobre un hombre armado, un cazador por supuesto.
¿Son diferentes ambos leones?, no, claro que no lo son, pero eso nos demuestra que estas criaturas son muy capaces de distinguir entre el cariño y la amenaza y al igual que haría cualquier animal racional, reaccionan según las intenciones de aquel que tengan frente a ellos.
¿Son bestias?, no, son consecuentes.
Siento envidia de esas personas que pueden disfrutar de un contacto así con un león, yo me tendré que conformar con el de mi gata, que no es poco por cierto, la misma que me acompaña subida a mis piernas cada vez que escribo en este ordenador.
Salud Compañero.
Julio
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